Lima, 11-11-2012 / Año 108 - Nº 5640


"LA NUEVA EVANGELIZACIÓN PARA LA TRANSMISIÓN DE LA FE CRISTIANA"
Bartimeo, pues, en este punto estratégico de Marcos, está puesto como modelo. Él no es ciego de nacimiento, sino que ha perdido la vista: es el hombre que ha perdido la luz y es consciente de ello, pero no ha perdido la esperanza, sabe percibir la posibilidad de un encuentro con Jesús y confía en él para ser curado.
En efecto, cuando siente que el Maestro pasa por el camino, grita: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí" (Mc 10,47), y lo repite con fuerza (v. 48). Y cuando Jesús lo llama y le pregunta qué quiere de él, responde: "Maestro, que pueda ver" (v. 51).
Bartimeo representa al hombre que reconoce el propio mal y grita al Señor, con la confianza de ser curado. Su invocación, simple y sincera, es ejemplar, y de hecho, al igual que la del publicano en el templo: "Oh Dios, ten compasión de este pecador" (Lc 18,13), ha entrado en la tradición de la oración cristiana.
En el encuentro con Cristo, realizado con fe, Bartimeo recupera la luz que había perdido, y con ella la plenitud de la propia dignidad: se pone de pie y retoma el camino, que desde aquel momento tiene un guía, Jesús, y una ruta, la misma que Jesús recorre.
Continuará...
EL AÑO DE LA FE. BENEDICTO XVI (Síntesis)
25 frases de la "Porta fidei", anunciando el Año de la Fe.
Empezó el 11 de octubre de 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, 24 de noviembre de 2013.
NO HAY FE SIN CARIDAD, NO HAY CARIDAD SIN FE
21. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: "Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad" (1 Co 13,13). Con palabras aún más fuertes, que siempre atañen a los cristianos, Santiago dice: "¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: "Id en paz, abrigaos y saciaos", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe" (St 2,14-18).
22. La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer, en quienes piden nuestro amor, el rostro del Señor resucitado. Es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo.
Continuará...

¿Cuál es el colmo de un pájaro?
Tener plumas y no poder escribir
Ja, ja, ja... 

No hay comentarios: