"LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
PARA LA TRANSMISIÓN DE
LA FE CRISTIANA "
Bartimeo, pues, en
este punto estratégico de Marcos, está
puesto como modelo. Él no es ciego de nacimiento, sino que ha perdido la
vista: es el hombre que ha perdido la
luz y es consciente de ello, pero no
ha perdido la esperanza, sabe percibir la posibilidad de un encuentro con
Jesús y confía en él para ser curado.
En efecto, cuando siente que el
Maestro pasa por el camino, grita: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de
mí" (Mc 10,47), y lo repite con fuerza (v. 48). Y cuando Jesús lo llama y
le pregunta qué quiere de él, responde: "Maestro, que pueda ver" (v.
51).
Bartimeo
representa
al hombre que reconoce el propio mal y grita al Señor, con la confianza de ser
curado. Su invocación, simple y sincera, es ejemplar, y de hecho, al igual que
la del publicano en el templo: "Oh Dios, ten compasión de este
pecador" (Lc 18,13), ha entrado en la tradición de la oración cristiana.
En
el encuentro con Cristo, realizado con fe, Bartimeo recupera la luz que había
perdido, y con ella la plenitud de la propia dignidad: se pone de pie y retoma
el camino, que desde aquel momento tiene un guía, Jesús, y una ruta, la misma
que Jesús recorre.
Continuará...
EL
AÑO DE LA FE. BENEDICTO
XVI (Síntesis)
25 frases de la "Porta
fidei", anunciando el Año de la
Fe.
Empezó
el 11 de octubre de 2012, en el 50º aniversario de la apertura del
Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del
Universo, 24 de noviembre de 2013.
NO
HAY FE SIN CARIDAD, NO HAY CARIDAD SIN FE
21. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la
caridad. San Pablo nos recuerda: "Ahora subsisten la fe, la esperanza
y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad" (1 Co
13,13). Con palabras aún más fuertes, que siempre atañen a los cristianos,
Santiago dice: "¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe,
si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana
andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: "Id
en paz, abrigaos y saciaos", pero no les da lo necesario para el cuerpo,
¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por
dentro. Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya
sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe" (St 2,14-18).
22. La fe sin la caridad
no da fruto,
y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La
fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir
su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está
solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más
importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo
de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer, en quienes piden nuestro amor, el
rostro del Señor resucitado. Es compañera de vida que nos permite distinguir
con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de
percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada
uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el
mundo.
¿Cuál es el
colmo de un pájaro?
Tener
plumas y no poder escribir
Ja, ja,
ja...
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