Lima, 23-12-2012 / Año 108 - Nº 5646


CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
María nos lleva a Jesús, caracterizada por su FE: Feliz por haber creído, exclama Isabel. Es la Virgen de la confianza; de la entrega total a la voluntad de Dios y al servicio de los hermanos. Que la bulla de estas fiestas no nos distraigan: Jesús viene a rescatarnos, a darnos fuerza, a compartir nuestra alegría, trabajos y dolores, a invitarnos a seguir su ejemplo: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Jesucristo nos amó.
PRIMERA LECTURA: Mi 5, 1-4a
Miqueas nos introduce en el corazón de Dios, que mira a lo pobre, lo que no cuenta, y desde allí irrumpe en nuestra historia para salvarnos a todos.
"Así dice el  Señor: «Y tú, Belén de Éfrata, aunque eres la más pequeña de todos los pueblos de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen se remonta a los tiempos antiguos, a los días pasados. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos vuelva con los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y él mismo será la paz»".
SEGUNDA LECTURA: Hb 10, 5-10
La dimensión sacerdotal va unida al hecho maravilloso de la Encarnación del Hijo de Dios. Desde allí, será sacerdotal asumir la historia, la realidad humana, sufriéndola y ofreciéndola al Padre.
"Hermanos: Cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: 'Aquí estoy para hacer tu voluntad'». Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre".
EVANGELIO: Lc 1, 39-45
La alabanza que Isabel da a María, quien lleva en su seno a la Palabra hecha carne, es toda una propuesta desde la fe para la vida. Somos llamados a acoger la fe con todas sus consecuencias. Sólo así seremos dichosos.
"En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y exclamó con voz fuerte: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá»".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 4, 29 : "No seas altanero cuando hables, ni débil y cobarde en tus acciones".

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