Fundado: 24-04-1904 Lima, 13-01-2013 / Año 108 - Nº 5649 - 4000 ejemplares

¡CHÓCALA, COMPADRE!
Desde tiempos remotos, hemos querido estar siempre seguros de lo que se nos ha dicho, prometido y acordado en un contrato. En el fondo, casi siempre hemos desconfiado el uno del otro y viceversa. En el fondo, con esta conducta hemos demostrado que, por lo general, somos mentirosos, egoístas, aprovechadores, etc. Para creernos, para demostrarnos fidelidad, hemos buscado algo que nos lo garantizara: una señal, UNA PALABRA, un "choque de manos", una unión de antebrazos, un golpe de puño en el corazón, una alzada de mano, un abrazo, una levantada del puño con el pulgar hacia arriba. Aun, para lo más grande en la vida humana, "pedimos, ambiguamente, la muestra del amor". Mucho más tarde, con la aparición del papel y de la escritura, la garantía consistió en un "documento", en un "recibo" debidamente firmado y sellado por nuestra huella digital... Para salvaguardar estos "contratos", aparecieron las profesiones jurídicas de la "abogacía" y de las oficinas "notariales", etc. ¿Qué seguiremos inventando para amparar la verdad, para no seguir engañándonos, para cumplir "nuestros contratos"? Pues, para ser creativos, inventores y ser profesionales en el engaño, pues ya tenemos en boga a los estafadores, falsificadores, etc. Basta con subrayar una palabrita "AZÁNGARO". Y esto se ha difundido tanto, que ya lo tomamos en broma... ¿Será posible?
Ahora entendemos por qué, en el Antiguo Testamento, siempre se pedía una señal que garantizara la autenticidad de lo dicho, mandado o prometido... ¡Aún, al MISMO DIOS!: "¿EN QUE CONOCERÉ LA VERDAD DE LO QUE ME MANDAS?". Leemos en el Evangelio cómo los sacerdotes enviaron embajadores a Juan Bautista para pedirle garantías sobre la veracidad de su predicación a cerca del BAUTISMO DE CONVERSIÓN, como preparación a la venida del Mesías. También Juan, para cerciorarse de que Jesús era el Mesías, envía a sus discípulos a preguntarle (con el "santo y seña"), "¿ERES TÚ EL QUE HA DE VENIR, O DEBEMOS ESPERAR A OTRO?".
En el Evangelio de hoy, para que creamos en la mesianidad de Jesucristo, DIOS MISMO LO GARANTIZA: «TÚ ERES Mi HIJO, EL AMADO, El PREDILECTO»".
Ante esta situación, ¿CÓMO EVALÚAS TU COMPORTAMIENTO ANTE DIOS Y ANTE TU PRÓJIMO? ¿NOS CREEMOS? ¿NOS CONFIAMOS?

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