Fundado: 24-04-1904 Lima, 27-01-2013 / Año 108 - Nº 5651 - 4000 ejemplares

Y TÚ... ¿QUIÉN ERES?
Si visitáramos las oficinas de Recepción y los despachos de las Gerencias de los Centros Laborales, nos encontraríamos con una ruma de "Curriculum vitae" de cantidad de postulantes, solicitando "un trabajito". Hoy por hoy, para ser acogidos en un trabajo es necesario presentar GARANTÍAS DE CAPACITACION. Se necesita UNA ACREDITACIÓN PARA FUNDAMENTAR UNA CERTIFICACIÓN. Pero, no basta eso para asegurar el "puesto". Por eso, acompañamos a los "Curriculum vitae", "recomendaciones de peso. Buscamos las "varas", las "influencias", los "empujoncitos". Algo más, para acelerar la gestión, se necesita "una calentadita de mano". Y... de la presentación personal, "ni hablar". Por eso, se ha generalizado el dicho: "Así como te vistes, así te tratan". Lo malo está en que, para conseguir estos documentos acreditativos, a veces, se llega a la falsificación, al engaño, a los "arreglos", a las "componendas", a las "coimas". Tan en boga está esta conducta, que se llega a "adormecer la conciencia", ahogando el remordimiento, la culpa, etc.
LAS CONSECUENCIAS, ya las vamos cosechando hoy: fracasos profesionales, médicos "mata sanos", ingenieros calculistas "que no calculan", curanderos (no homeópatas serios) que "curan todo"; medicamentos "bambeados", licores adulterados, etc., etc. y etc.
Hoy, aparece Jesús ante su auditorio con su carta de recomendación, con su "curriculum vitae", sustentada nada menos que por el profeta Isaías (Is 61, 1-2), con una antigüedad de 500 años: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Par dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor" (Lc 4, 18-19). Por esa razón, "Todos, todos daban testimonio de él y estaban admirados de sus palabras llenas de gracia que salían de su boca" (Lc 4, 22). Y "La gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba (hablaba) como quien tiene autoridad, y no como sus escribas" (Mt 7, 28). Finalmente Jesús nos da el criterio definitivo: "Las palabras que les digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras... al menos crean por las obras" (Jn 14, 10-11).

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