"BIENAVENTURADOS
LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ "
1.
INTRODUCCIÓN:
1. Pido
a Dios,
nos conceda la concordia y la paz, para que se cumplan las aspiraciones de una
vida próspera y feliz para todos. Trascurridos 50 años del Concilio Vaticano II,
constatamos que los cristianos se
comprometen en la historia compartiendo las alegrías y esperanzas, las
tristezas y angustias anunciando la salvación de Cristo y promoviendo la paz
para todos. Este tiempo,
caracterizado por la globalización, por sangrientos conflictos aún en curso, y
por amenazas de guerra, reclama un
compromiso renovado en la búsqueda del bien común y del desarrollo integral
de todos los hombres. Causan alarma la creciente
desigualdad entre ricos y pobres, expresada en un capitalismo financiero no
regulado. Aparte de las diversas formas de terrorismo y delincuencia
internacional, representan un peligro
para la paz, los fundamentalismos y
fanatismos que distorsionan la religión que favorece la comunión y
reconciliación. Sin embargo, las numerosas iniciativas de paz atestiguan la vocación innata de la
humanidad a la paz. La paz,
aspiración esencial de cada hombre, coincide con el deseo de una vida humana
plena, feliz y lograda. Se corresponde con un principio moral fundamental: el
derecho y el deber a un desarrollo integral, social, comunitario, diseñado por
Dios para el hombre, hecho para la paz, don de Dios.
Para escribir este MENSAJ E me he inspirado
en las palabras de Jesús: «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque
serán llamados hijos de Dios» Mt 5, 9
BENEDICTO
XVI: SIN GLORIA A DIOS, NO HAY PAZ
VATICANO,
25 Diciembre 2012 - 7:27 a.m. ACI-EWTN Noticias
El Papa remarcó:
"en el transcurso de estos siglos, no se han dado sólo casos de uso
indebido de la religión, sino que la fe en ese Dios, que se ha hecho hombre, ha
provocado siempre fuerzas de reconciliación y de bondad. En la oscuridad del
pecado y de la violencia, esta fe ha insertado un rayo luminoso de paz y bondad
que sigue brillando". "Cristo es nuestra paz. Anunció la paz a los de
lejos y a los de cerca. Cómo no implorarlo en esta hora: Sí, Señor, anúncianos también hoy la paz, a los de cerca y a los de
lejos".
Pidió a
Dios
que ilumine a "las personas que se creen en el deber aplicar la violencia
en tu nombre, para que aprendan a comprender lo absurdo de la violencia y a
reconocer tu verdadero rostro. Ayúdanos a ser hombres 'en los que te
complaces', hombres conformes a tu imagen y, así, hombres de paz".
Exhortó
a los fieles
a realizar la 'travesía' con la que salimos de nuestros hábitos de pensamiento
y de vida, y sobrepasamos el mundo puramente material para llegar a lo
esencial, hacia el Dios que ha venido acá, hacia nosotros". "Pidamos
al Señor que nos dé la capacidad de superar nuestros límites, nuestro mundo;
que nos ayude a encontrarlo, especialmente en el momento en el que él mismo, en
la Sagrada
Eucaristía , se pone en nuestras manos y en nuestro
corazón".
Continuará...
- A ver, Jaimito, dime una palabra con TILDE
- MA-TILDE, Señorita
Ja, ja,
ja...
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