La soberbia - envidia fue el primer pecado de
la humanidad: ¡QUERER SER COMO DIOS!
Y el segundo, fue el primer crimen de la humanidad: Caín asesinó a su hermano
Abel. Qué realidad tan dura. Desde ese entonces hasta nuestros días (y es seguro
que lo seguirá siendo hasta el final), la
soberbia - envidia, será la causa de todos los males que aquejarán a la
humanidad, empezando por los crímenes.
En el fondo, NO SOPORTAMOS QUE EL OTRO SEA SUPERIOR A NOSOTROS. HAY QUE QUITARLO DE
EN MEDIO HACIÉNDOLO DESAPARECER, o con el crimen directo, o con el crimen
indirecto: calumnias, maledicencias, chismes, críticas negativas, comentarios
destructivos...
¿DE QUÉ
RAZA SOMOS?
Los animales nos quedan chicos, pues ellos obedecen al instinto. Pero cuando se
desencadena la fuerza incontrolable de nuestra libertad, somos peores que una
avalancha, que un huayco, que un tsunami, un huracán... ARRASAMOS CON TODO.
En el Evangelio de hoy, Jesús se presenta
como aquel en quien se ha cumplido la profecía de Isaías. Los sencillos, los
humildes (realistas), los pobres de espíritu (desapegados, los verdaderamente
libres), ACEPTAN A JESÚS: quedan admirados
y lo aprueban; no así los soberbios - envidiosos (se creen los más
inteligentes, los más cultos, los "sabelotodo"), los que por su
posición religiosa, como los sacerdotes, escribas, fariseos... y los que por su
posición civil, como los ancianos, deberían ser los primeros en ACEPTAR A JESÚS COMO El
"JESUCRISTO", es decir, EL CONSAGRADO PARA SALVAR. Pero, como
siempre, la soberbia - envidia pudo más... y, ya sabemos cómo acabó todo.
¿PODREMOS
VENCER ESTA PERNICIOSA ACTITUD INTERNA Y SOLAPADA DE LA "SOBERBIA - ENVIDIA"?
SÓLO POR, CON Y EN JESUCRISTO SALDREMOS AIROSOS, REDIMIDOS, LIBERADOS DE
"ESTE CUERPO DE PECADO".
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