Fundado: 24-04-1904 Lima, 10-03-2013 / Año 108 - Nº 5657 - 4000 ejemplares

"¡SIEMBRA VIENTOS Y COSECHARÁS TEMPESTADES!"
Así dice el refrán castellano, respondiendo a nuestra idiosincrasia humana. Otras expresiones afirman lo dicho: "De tal palo, tal astilla". "Quien busca encuentra". "Nadie da de lo que no tiene". Y de manera jocosa, el dicho del chino: "Quien mete pata, colta pata", Y del árabe: "Al ladrón se le corta la mano", etc. Considerándolo de "Tejas para abajo", es la consecuencia lógica de nuestro comportamiento. Somos responsables de lo que hacemos. En este sentido el poder judicial juzga y dictamina. De allí que las sanciones en base a los hechos, por lo general, acaban en condenación, en encarcelamientos. NO VALEN LAS INTENCIONES Y LAS CIRCUNSTANCIAS. Más aún, la confesión de la propia culpabilidad y el arrepentimiento, corroboran para este tipo de "CONDENACIONES". De tal manera que "la justicia", en muchos casos, se convierte en injusticia.
En la parábola del "Hijo Pródigo", Jesús nos Revela que ante Dios, las cosas cambian, pues Él tiene en cuenta, LA INTENCIÓN Y LAS CIRCUNSTANCIAS, y no tanto la obra realizada. En efecto, se entiende por intención, la DECISIÓN CONSCIENTE Y LIBRE de hacer algo, dándole su verdadera validez. Así, podemos establecer esta ecuación: "El alma es al cuerpo, como la intención es a la obra". Por circunstancias, se entiende, las situaciones físicas, temporales, personales, sociales, económicas, políticas y religiosas y hasta psicológicas que condicionan, en pro o en contra, la realización concreta de la obra. Esto lo ve y juzga sólo Dios según este contexto. En este sentido, Dios No es como nosotros que decimos: "Somos inocentes, hasta que no se pruebe lo contrario". ¿El no probarlo (con los hechos, documentos), quita la culpabilidad y nos declara inocentes, aún sin serlo?
En la Parábola, el Padre (Dios) juzga a su hijo pecador, teniendo en cuenta todo ese contexto que lo llevó a actuar pecaminosamente y da valor a su verdadero arrepentimiento, dándole su perdón y organizando una gran fiesta, porque, "estaba perdido y ha sido hallado, estaba muerto y ha resucitado".

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