Lima, 21-04-2013 / Año 108 - Nº 5663


EVANGELIO: Jn 10, 27-30
La relación de Jesús con su comunidad, es semejante a la relación del Buen Pastor con sus ovejas: las conoce, protege y cuida con especial amor.
"En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen y yo les doy la vida eterna; no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno»".
1. ¿EN QUÉ SENTIDO, JESÚS ES EL BUEN PASTOR?
2. ¿QUÉ SIGNIFICA, EN CRISTIANO, SER UNA "BUENA OVEJA"? DA ALGUNOS EJEMPLOS.
3. EXPLICA: "MI PADRE Y YO SOMOS UNO".
EL PAPA FRANCISCO: DEJÉMONOS ENVOLVER POR LA MISERICORDIA DE DIOS.
Vaticano, 08 Abril 2013 - 10:27 a.m. ACI-EWTN Noticias
2. El Papa señaló que "el apóstol Tomás experimenta precisamente esta misericordia de Dios, que tiene un rostro concreto, el de Jesús, el de Jesús resucitado". "Tomás no se fía de lo que dicen los otros Apóstoles: 'Hemos visto al Señor'; no le basta la promesa de Jesús, que había anunciado: «al tercer día resucitaré». Quiere ver, quiere meter su mano en la señal de los clavos y del costado".
Preguntó: ¿Cuál es la reacción de Jesús?: "La paciencia. Jesús no abandona al terco. Tomás en su incredulidad; le da una semana de tiempo, no le cierra la puerta, espera".
Señaló que "Tomás reconoce su propia pobreza, la poca fe: 'Señor mío y Dios mío'. Con esta invocación simple, pero llena de fe, responde a la paciencia de Jesús. Se deja envolver por la misericordia divina, la ve ante sí, en las heridas de las manos y de los pies, en el costado abierto, y recobra la confianza: es un hombre nuevo, ya no es incrédulo sino creyente".
Continuará...
EL PAPA FRANCISCO PIDE A SACERDOTES SER PASTORES "CON OLOR A OVEJA" Y PESCADORES DE HOMBRES.
Vaticano, 28 Marzo 2013 - 8:07 a.m. - ACI
3. Al buen sacerdote se lo reconoce por cómo anda ungido su pueblo; esta es una prueba clara. Cuando la gente muestra como anda ungida con óleo de alegría, se le nota: por ejemplo, cuando sale de la Misa con cara de haber recibido una buena noticia.
Nuestra gente agradece el evangelio predicado con unción, agradece cuando el evangelio que predicamos llega a su vida cotidiana, cuando baja como el óleo de Aarón hasta los bordes de la realidad, cuando ilumina las situaciones límites, «las periferias» donde el pueblo fiel está más expuesto a la invasión de los que quieren saquear su fe.
Nos lo agradece porque siente que hemos rezado con las cosas de su vida cotidiana, con sus penas y alegrías, con sus angustias y sus esperanzas. Y cuando siente que el perfume del Ungido, de Cristo, llega a través nuestro, se anima a confiarnos todo lo que quieren que le llegue al Señor: «Rece por mí, padre, que tengo este problema... ». «Bendígame, padre», y «rece por mí», son la señal de que la unción llegó a la orla del manto, porque vuelve convertida en súplica, súplica del Pueblo de Dios. Cuando estamos en esta relación con Dios y con su Pueblo, y la gracia pasa a través de nosotros, somos sacerdotes, mediadores entre Dios y los hombres. Lo que quiero señalar es que siempre tenemos que reavivar la gracia e intuir en toda petición, a veces inoportunas, a veces puramente materiales, incluso banales, pero lo son sólo en apariencia, el deseo de nuestra gente de ser ungidos con el óleo perfumado, porque sabe que lo tenemos.
Continuará...
 
- Hijito, anda a la vecina y pídele que te regale una taza de azúcar
- Papá, la vecina no quiere regalarnos nada
El papá le responde:
- ¡Qué vieja más tacaña! Entonces... SACA LA NUESTRA
Ja, ja, ja... 

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