Lima, 02-06-2013 / Año 109 - Nº 5669

La Eucaristía es la máximo expresión de la presencia de Jesús entre nosotros. En Ella, están contenidos verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Por eso le tributamos toda nuestra pleitesía y adoración.
PRIMERA LECTURA: Gn 14, 18-20
Desde el Génesis se nos anuncia proféticamente, en la persona de Melquisedec, la ofrenda y el sacrificio verdadero, que en Cristo se cumplirá en plenitud y perfección.
"En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abraham, diciendo: «¡Bendito sea Dios el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!» Y Abraham le dio el diezmo de todo".
SEGUNDA LECTURA: 1ªCor 11, 23-26
Pablo nos trasmite la revelación milagrosa de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, como don para la Iglesia y alimento de vida eterna para el mundo.
"Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en conmemoración mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre; hagan esto cada vez que lo beban, en conmemoración mía». Por eso, cada vez que comen de este pan y beben de este cáliz, anuncian la muerte del Señor, hasta que vuelva".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 6, 5: "La conversación agradable atrae muchos amigos, al que habla amablemente todos lo saludan"


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