¡¿MARKETING?!
Es de admirar cómo el mundo empresarial se
desarrolla para mejorar sus empresas. Su finalidad es la de servir mejor al cliente
perfeccionando su producto y lograr mejores ganancias. Así, van apareciendo
varias estrategias para lograrlo:
El marketing
o mercadotecnia para mejorar el
producto y la oferta. La Calidad total, o la Excelencia
(TQM = Total Quality Management), como "Estrategia de
Gestión", o "Gerencia de Calidad Total". El Control de calidad, para evitar todo error y perfeccionar el
producto. El Empoderamiento, que
abarca una extensa gama de significados, interpretaciones, definiciones,
disciplinas que van desde la psicología y la filosofía hasta la muy
comercializada industria de automotivación y las ciencias de la motivación. Es
decir, una gran preocupación para capacitar al personal, en vista de la mejora
del producto y de su mejor y eficaz oferta y consumo. La Certificación para una Acreditación. La Certificación ,
es el procedimiento por el que un organismo da una garantía por escrito, de que un producto, un proceso o un servicio están
conforme a los requisitos especificados. La Acreditación ,
confirma oficialmente de su legitimidad.
¿Seguirán apareciendo otras estrategias? Creo
que sí. Lo curioso es que ésta terminología estratégica la va asumiendo el
campo Eclesial-Religioso, para mejorar la consistencia formativa de los
sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos en vista de mejorar los frutos de
la Evangelización
y de la Pastoral
en todas sus áreas. Desde el punto de vista metodológico está muy bien; pero no
deberemos descuidar lo esencial del contenido Religioso-Revelativo que
constituye el CRISTIANISMO. El peligro:
querer hacer depender la
Eficacia Redentora en los métodos y las estrategias,
olvidando la GRACIA DE LA CONVERSIÓN , LA VIDA DE DIOS EN EL ALMA. Recordemos el
refrán: "NADIE DA LO QUE NO
TIENE".
El
Evangelio
de hoy nos dice que la
Evangelización no es fruto del marketing, etc., etc. y etc.,
sino de la conversión personal y adhesión a Cristo de los Evangelizadores, sin
descuidar su preparación metodológica: "Al árbol se le conoce por sus
frutos"; "Todo árbol bueno da frutos buenos".
¡NO LO OLVIDEMOS!
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