Fundado: 24-04-1904 Lima, 18-08-2013 / Año 109 - Nº 5680 - 4000 ejemplares

¡A MI, "NADIE ME PISA EL PONCHO"!
Creo que tenemos una marca que nos va a durar toda la vida, personal, comunitaria y universal... hasta el fin de los siglos. Es nuestra libertad, esa capacidad de autodeterminación, que da culto a nuestro YO. Su defecto es el complejo, diría yo, de superioridad. En criollo, suena a "A mí, nadie mi pisa el poncho", en su doble versión de "machismo y feminismo". Y no nos corregimos, pues creemos que haciendo sobresalir nuestro YO absoluto, ganaremos este mundo. Lamentablemente, eso nunca se dará, pues la amenaza de la muerte siempre nos está acechando; pero, lo malo está en que no queremos enfrentar y aceptar esta realidad. Y ¿cuál el resultado? La división, la pelea, la guerra, el afán de dominio, de sometimiento, de la aparición del "señorío" y de la "esclavitud", del enriquecimiento ilícito y desenfrenado... Desde Abel y Caín, hasta nuestros días. Pareciera que estamos en una caída sin freno...
Las expresiones de Jesús, en el Evangelio de hoy, como que nos están dando la razón; pero no es así, pues cambian los objetivos. Él nos dice que ha venido a este mundo para traer la guerra y no la paz, la división, entre nosotros. La guerra de la que nos habla es contra el demonio, CAUSA DE LAS GUERRAS DE ESTE MUNDO. No nos trae la paz de este mundo: "Si quieres la paz, prepárate para la guerra", SINO LA PAZ DE DIOS, fruto de la justicia, del derecho, de la misericordia, de la lealtad, de la solidaridad, del compartir, de la "compasión", de la ayuda, del perdón, de la paciencia, de la verdadera tolerancia, etc. Esta es la guerra declarada por Jesucristo. A esta lucha nos invita Jesús, para ganarla e instaurar entre nosotros la semilla del Reino de Dios. Es una lucha "contra corriente", pero necesaria y esencial. Sólo con Él, por Él y con Él la podremos realizar.
¡DECLAREMOS ESTA GUERRA, HERMANOS!

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