"¡SI TÚ
ESTÁS DE IDA, YO ESTOY DE VUELTA!"
Es
la frase muy usada por quienes "se creen los vivos". "los dueños
del circo", los "sabelotodo", "los criollazos". Con
esta frase juzgan que los demás son unos ingenuos, unos "caídos del palto".
Por eso están siempre sometidos, cabizbajos, "pisados", son unos "sacos
largos". No triunfan, no tienen plata, etc. Me parece que los que piensan
así están encerrados en sí mismos, incapacitados de mirar "al otro".
Nunca llegarán a formar "un nosotros", es decir, una familia, una
comunidad, un pueblo. Siempre tendrán las "ojeras" de caballo,
mirándose a sí mismos. Lo peor: ni siquiera se dan cuenta de su terrible
situación. Han llegado a lo máximo del egoísmo que los enceguece. Da la
impresión que han anestesiado sus conciencias, pues ya nos les remuerde lo malo
que hacen. Es la situación de los adultos engreídos arrimados a sus padres, de
los mentirosos, de los infieles, corruptos, adúlteros, rateros, violadores,
criminales, etc., etc. y etc. En fin, su preocupación será el endiosamiento de
su YO. ¿Y el final? Ya lo dijo el
libro de la Sabiduría
hace más de 22 siglos: "Luego, erramos, nos equivocamos, vagamos fuera del
camino de la verdad; la luz de la justicia no nos alumbró, no salió el sol para
nosotros... El camino del Señor, no lo conocimos. ¿De qué nos sirvió nuestro
orgullo? ¿De qué la riqueza y la jactancia?... Apenas nacidos, dejamos de
existir y no podemos mostrar vestigio alguno de virtud; nos gastamos en nuestra
maldad" (Sab 6, 6-14). Este es mal de nuestro siglo: ¡NO QUEDA OTRA COSA QUE CAER EN LA TERRIBLE DEPRESIÓN !
Hoy,
Jesús nos da la respuesta: Sólo abandonando el ídolo de nuestro YO, y abrazándonos a ÉL, SIGUIÉNDOLE RADICALMENTE, ENCONTRAREMOS
EL SENTIDO A NUESTRA VIDA.
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