Lima, 08-09-2013 / Año 109 - Nº 5683

EVANGELIO: Lc 14, 25-33
El seguimiento de Jesús involucra a todo el ser humano. Jesús llama a la perfección. Implica elecciones, decisiones y renuncias.
"En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, una vez puestos los cimientos, no puede acabarla y se pongan a burlarse ellos que miran, diciendo: 'Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de terminar'. ¿O qué rey, si va a dar batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, envía delegados para pedir condiciones de paz. Lo mismo ustedes: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío»".
1. ¿POR QUÉ JESÚS ES TAN RADICAL PIDIENDO A QUIENES LLAMA QUE DEJEN TODO POR ÉL?
2. ¿QUÉ SIGNIFICA LLEVAR LA CRUZ DETRÁS DE ÉL?
3. ¿QUÉ SIGNIFICADO LE DAS A ESTA PARÁBOLA DE JESÚS? ¿CÓMO LO APLICAS A TU PROPIA VIDA?
PAPA FRANCISCO: ¡LA PAZ, NUNCA MÁS LA GUERRA!
VATICANO, 1 Setiembre 2013 - 09:22 a.m.  ACI-EWTN Noticias
1. El Papa se expresó: "Hoy, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡ES EL GRITO DE LA PAZ! El grito que dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!". Señaló: "la paz es un don demasiado precioso, que debe ser promovido y tutelado". Aseguró: Vivo "con particular sufrimiento y preocupación las tantas situaciones de conflicto que hay en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos que se presentan".
CARTA ENCÍCLICA DEL PAPA FRANCISCO
"LUMEN FIDEI": "TRANSMITO LO QUE HE RECIBIDO" - 1ª Co 15, 3
6. La fe, que nace de un encuentro, tiene necesidad de transmitirse. Y mediante una cadena ininterrumpida de testimonios llega a nosotros. La Iglesia es una Madre que nos enseña el lenguaje de la fe. "El Amor, que es el Espíritu y que mora en la Iglesia, mantiene unidos entre sí todos los tiempos y nos hace contemporáneos de Jesús, convirtiéndose en el guía de nuestro camino de fe" (n.38). La Iglesia transmite a sus hijos el contenido de su memoria, mediante la tradición apostólica. En la liturgia, por medio de los sacramentos, se comunica esta riqueza (n.40). La transmisión de la fe se realiza en primer lugar mediante el bautismo, que nos convierte en hijos adoptivos de Dios. Ahí recibimos también una doctrina que profesar y una forma concreta de vivir, que nos pone en el camino del bien (n.41). El bautizado, rescatado de la muerte, "puede ponerse en pie sobre el «picacho rocoso» (Is 33,16) porque ha encontrado algo consistente donde apoyarse" (n.43). San Agustín decía que a los padres corresponde no sólo engendrar a los hijos, sino también llevarlos a Dios, para que sean regenerados como hijos de Dios por el bautismo y reciban el don de la fe (De nuptiis et concupiscentia, I,4,5) (n.43). La naturaleza sacramental de la fe alcanza su máxima expresión en la Eucaristía, alimento para la fe, "encuentro con Cristo presente realmente con el acto supremo de amor, el don de sí mismo, que genera vida; que nos introduce, en cuerpo y alma, en el movimiento de toda la creación hacia su plenitud en Dios" (n.44).

Continuará...

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