Lima, 15-09-2013 / Año 109 - Nº 5684

EVANGELIO: Lc 15, 1-10
Se nos proclama la misericordia de Dios con los hombres, y cómo nosotros debemos ser instrumentos de esa misericordia. (Forma breve).
"En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y va a los vecinos para decirles: '¡Alégrense conmigo! He encontrado la oveja que se me había perdido'. Les digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:
'¡Alégrense conmigo! He encontrado la moneda que se me había perdido'. Les digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta»".
1. ¿QUÉ SIGNIFICA EN JESÚS: "ACOGER Y COMER CON LOS PESCADORES"? HOY ¿CÓMO ACTUARÍA JESÚS?
2. EN EL PRESENTE ¿CÓMO NARRARÍAS LA PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA?
3. DE IGUAL MODO, LA PARÁBOLA DE LA MONEDA PERDIDA. ¿CUÁLES SON TUS CONCLUSIONES?
PAPA FRANCISCO: ¡LA PAZ, NUNCA MÁS LA GUERRA!
VATICANO, 1 Setiembre 2013 - 09:22 a.m.  ACI-EWTN Noticias
2. Dijo: "Dirijo un fuerte llamamiento por la paz, ¡un llamamiento que nace de lo íntimo de mí mismo! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y trae el uso de las armas en aquel martirizado país, especialmente entre la población civil e inerme!". "¡Pensemos en cuántos niños no podrán ver la luz del futuro! Continuo: Con particular firmeza condeno el uso de las armas químicas: les digo que tengo aún fijas en la mente y en el corazón, las imágenes terribles de los días pasados ¡Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Jamás el uso de la violencia lleva a la paz"... Exclamó: "¡Guerra llama guerra, violencia llama violencia!". Pidió: "A las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que miren al otro como un hermano y emprendan con coraje y con decisión la vía del encuentro y de la negociación, superando la ciega contraposición".
CARTA ENCÍCLICA DEL PAPA FRANCISCO
"LUMEN FIDEI": "TRANSMITO LO QUE HE RECIBIDO" - 1ª Co 15,3
7. En la celebración de los sacramentos, la Iglesia transmite su memoria, en particular mediante la profesión de fe, en la que "toda la vida se pone en camino hacia la comunión plena con el Dios vivo". El Credo tiene una estructura trinitaria. Así afirma que el secreto más profundo de todas las cosas es la comunión divina; que este Dios comunión, intercambio de amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu, es capaz de abrazar la historia del hombre, de introducirla en su dinamismo de comunión. Quien confiesa la fe, "no puede pronunciar con verdad las palabras del Credo sin ser transformado, sin inserirse en la historia de amor que lo abraza, que dilata su ser haciéndolo parte de una comunión grande, la Iglesia" (n.45). Otros dos elementos esenciales en la transmisión fiel de la memoria de la Iglesia son la oración del Señor, el Padrenuestro, y el decálogo (Ex 20,2), cuyos preceptos, que alcanzan su plenitud en Jesús (Mt 5-7), "hacen salir del desierto del «yo» cerrado en sí mismo, y entrar en diálogo con Dios, dejándose abrazar por su misericordia para ser portador de su misericordia" (n.46). La fe debe ser confesada en su pureza e integridad (1Tm 6,20) (n.48). Como servicio a la unidad de la fe y a su transmisión íntegra, el Señor ha dado a la Iglesia el don de la sucesión apostólica. El Magisterio habla siempre en obediencia a la Palabra originaria sobre la que se basa la fe (n.49).

Continuará...

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