NUESTRA
IDIOSINCRASIA = PEDIR, PEDIR Y PEDIR
Por
lo general, nuestro modo de ser es EL PEDIR, PEDIR Y PEDIR. Apenas tenemos una
necesidad, o necesitamos un "trabajito", o un "puestito", o
una "chambita", recurrimos a este nuestro modo de comportarnos. Como
si fuera nuestro infalible medio para conseguir las cosas. Así se originan los
famosos "Tarjetazos", las "varas", las "Recomendaciones",
las Influencias", los "Padrinazgos", el "Favor con favor se
paga". El "Hoy a ti, mañana a mí". Hasta cuando pedimos algo, lo
hacemos por teléfono, celu, hot mail, chat, etc., y lo hacemos con un tonito
lastimero y casi llorando. Y el resultado: obtenemos lo que buscamos, y es
"buenazo". Conseguimos lo que pedimos, a como dé lugar, mereciéndolo,
o no. Estando capacitados, o no. Lo importante es obtener lo que pedimos,
deseamos y anhelamos.
HOY, EL
EVANGELIO
nos anima para que nuestras relaciones con Dios estén en esta línea; pero para
que nos acostumbremos a rezarle, a conversar con él, y no sólo para pedirle,
sino para reconocerlo como nuestro Padre, como nuestro Abbá. Jesús así nos lo
enseña. San Pablo nos lo evidencia diciendo: "... Han recibido un espíritu
de hijos adoptivos que nos hace exclamar ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro
espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también
herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con Él,
para ser también con Él glorificados" (Rm 8, 15-17).
No hay comentarios:
Publicar un comentario