Lima, 13-10-2013 / Año 109 - Nº 5688

EVANGELIO: Lc 17, 11-19
Lucas nos desinstala rompiendo esquemas religiosos que siempre nos quitan perspectivas de salvación, pero Dios nos sorprende y cuestiona.
"Yendo Jesús de camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro 10 leprosos, que se detuvieron a cierta distancia y a gritos le decían: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes». Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando Dios a grandes gritos y postrándose en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los 10? Los otros 9 ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria Dios? Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado»".
1. ¿CÓMO ERA CONSIDERADA LA ENFERMEDAD DE LA LEPRA EN ESOS TIEMPOS?
2. ¿POR QUÉ JESÚS LOS MANDA A PRESENTARSE A LOS SACERDOTES?
3. ¿CUÁLES SON LOS ALCANCES DE LA FE?
PAPA FRANCISCO: ENTREVISTA - DIARIO ITALIANO LA REPUBLICA.
1. Entrevista Eugenio Scalfari, Director del diario italiano la República. (24-Set.-2013. Residencia de Santa Marta).
Me dice el Santo Padre: "El mal más grave que afecta al mundo en estos años es el paro juvenil y la soledad de los ancianos. Los mayores necesitan atención y compañía, los jóvenes trabajo y esperanza, pero no tienen ni el uno, ni la otra; lo peor: que ya no los buscan más. Les han aplastado el presente. Dígame usted: ¿Se puede vivir aplastado en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse en el futuro construyendo un proyecto, un futuro, una familia? ¿Es posible continuar así? Este, en mi opinión, es el problema más urgente que la Iglesia tiene que enfrentar".
- Santidad, le digo, es un problema sobre todo político y económico, relacionado con los estados, los gobiernos, los partidos, las asociaciones sindicales.
- Cierto, tiene razón, pero también está relacionado con la Iglesia, incluso, sobre todo con ella, porque esta situación no hiere solo a los cuerpos sino a las almas. La Iglesia debe sentirse responsable tanto de las almas como de los cuerpos.
- Santidad, usted dice que la Iglesia debe sentirse responsable. ¿Debo deducir que la Iglesia no es consciente y que la incita a ir en esa dirección?
- En gran medida esta conciencia existe, pero no basta. Yo quisiera que fuera más grande. No es el único problema que tenemos por delante pero es el más urgente y el más dramático.
Continuará...
CARTA ENCÍCLICA DEL PAPA FRANCISCO
"LUMEN FIDEI": BIENAVENTURADA LA QUE HA CREIDO Lc 1, 4.5
11. En Podemos decir que en la Bienaventurada Virgen María se realiza eso, en lo que antes he insistido, que el creyente está totalmente implicado en su confesión de fe. María está íntimamente asociada, por su unión con Cristo, a lo que creemos. En la concepción virginal de María tenemos un signo claro de la filiación divina de Cristo. El origen eterno de Cristo está en el Padre; él es el Hijo, en sentido total y único, y por eso, es engendrado en el tiempo sin concurso de varón. Siendo Hijo, Jesús puede traer al mundo un nuevo comienzo y una nueva luz, la plenitud del amor fiel de Dios, que se entrega a los hombres. Por otra parte, la verdadera maternidad de María ha asegurado para el Hijo de Dios una verdadera historia humana, una verdadera carne, en la que morirá en la cruz y resucitará de los muertos. María lo acompañará hasta la cruz (Jn 19,25), desde donde su maternidad se extenderá a todos los discípulos de su Hijo (Jn 19,26-27). También estará presente en el Cenáculo, después de la resurrección y de la ascensión, para implorar el don del Espíritu con los apóstoles (Hch 1,14). El movimiento de amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu ha recorrido nuestra historia; Cristo nos atrae a sí para salvarnos (Jn 12,32). En el centro de la fe se encuentra la confesión de Jesús, Hijo de Dios, nacido de mujer, que nos introduce, mediante el don del Espíritu santo, en la filiación adoptiva (Ga 4,4-6).
Continuará...

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