¡AQUÍ
ESTAMOS, SÓLO DE ALQUILER!
Con
mi "smartphone", mi "Whats app", mi "Facebook"
(que nos hace autónomos y súper poderosos), en "menos que cante un
gallo", nos contactamos con todo el mundo e instantáneamente conocemos
todo lo que antes era imposible. Ya estamos dentro de las bibliotecas y de los
libros desde nuestro escritorio. Compramos, vendemos, hacemos transacciones
comerciales, cambios de moneda en nuestras cuentas bancarias, pedidos a los
restaurantes, etc., sin poner un pie en la calle. De este modo, es
dificilísimo, y casi imposible, pensar que "nuestra casita en este
mundo" está solo alquilada. Por el contrario, estamos convencidos que esta
tierra es nuestra morada definitiva y que no debemos buscar OTRA.
En
este contexto, ¿lograremos entender que estamos llamados a vivir en OTRA PATRIA, EN OTRA SOCIEDAD, EN OTRO
REINO? Más aún, ¿que ese reino sea un reino de VERDAD, DE JUSTICIA,
DE AMOR Y DE PAZ? ¿Un reino que empieza en NUESTRO INTERIOR?
HOY, los estándares de este mundo son totalmente distintos a los de Jesús: somos un reino de mentiras, con la cara hipócrita de las "diplomacias"; del arreglo político y de los acuerdos interesados; un reino de injusticias, con el avance incontrolable de la "corrupción"; somos un reino de odio, con el slogan del, "Perdono, pero no olvido"; un reino en "Alerta de guerra", con el armamentismo sin tregua, siguiendo el dicho latino: "Si vis pacem, para bellum" (Si quieres la paz, prepara la guerra).
HOY, los estándares de este mundo son totalmente distintos a los de Jesús: somos un reino de mentiras, con la cara hipócrita de las "diplomacias"; del arreglo político y de los acuerdos interesados; un reino de injusticias, con el avance incontrolable de la "corrupción"; somos un reino de odio, con el slogan del, "Perdono, pero no olvido"; un reino en "Alerta de guerra", con el armamentismo sin tregua, siguiendo el dicho latino: "Si vis pacem, para bellum" (Si quieres la paz, prepara la guerra).
El
mensaje evangélico de Hoy, es difícil, por este contraste. Sin embargo, la única
condición para ingresar a este reino, luego de nuestra inevitable muerte, es
empezar a construirlo DESDE ACÁ, comenzando a "Ser testigos de la Verdad ", como Jesús, y
entronizándolo en nuestro interior. No nos queda otra, que asumir la actitud del
buen ladrón: «Jesús,
acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le respondió: «Te lo aseguro:
hoy estarás conmigo en el paraíso».
PIÉNSALO, HERMANO!
PIÉNSALO, HERMANO!
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