Lima, 08-12-2013 / Año 109 - Nº 5696

La vida del hombre y de la mujer es un proyecto a realizar como parte del gran proyecto de la creación. El Génesis nos lo recuerda. Tenemos, como primicia y aliciente para lograr esa meta, a María, quien nos muestra una vida realizada con su "Sí" generoso, logrando llevar a cabo el Plan de la salvación de Dios Padre.
PRIMERA LECTURA: Gn 3, 9-15.20.
El Génesis remarca la responsabilidad de la humanidad de responder a toda propuesta de Dios. De ella dependerá su amistad o enemistad con Él. Es decir, "Quien quiere se salvará, quien no quiere, se condenará".
"Después que el hombre y la mujer comieron del árbol que Dios le había prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». «Oí tus pasos por el jardín -respondió él- y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí». Dios replicó. «¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?». El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Cómo hiciste semejante cosa?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí». Y el Señor dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón». El hombre dio a su mujer el nombre de Eva por ser ella la madre de todos los vivientes".
SEGUNDA LECTURA: Rm 15, 4-9.
Pablo nos anuncia a Cristo, Salvador de los hombres y esperanza de todos los pueblos que llega para mostramos un camino de fidelidad y de misión dirigida a Dios y a los hombres.
"Hermanos: Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, a fin de que, entre la paciencia y el consuelo que nos dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, al ejemplo de Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, alaben al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, acójanse mutuamente, como también Cristo se hizo servidor de los judíos, para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los paganos para que alaben a Dios por su misericordia. Así, dice la Escritura: «Te alabaré en medio de las naciones y cantaré a tu nombre»".

ADIVINANZA
¿En qué se parece un boxeador a un TELESCOPIO?
En que ambos HACEN VER ESTRELLAS.

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