¡SIN
TITULO, NO SIRVES PARA NADA!
La
coyuntura actual presiona tanto que, OBTENER UN TÍTULO, se ha hecho la meta más
importante de la vida. En efecto, en la sociedad, para ser considerado apto
para un trabajo, para "valer algo", es necesario tener bajo el brazo
un título que ACREDITE
lo que vales. Antes, bastaba la
Primaria , luego la Secundaria , una especialización técnica, un
diplomado, un bachillerato, un título universitario, una licenciatura, una
maestría o un doctorado. Lamentablemente esto no sucede en toda nuestra
juventud. Lo entienden y se esfuerzan los que han madurado, asumiendo la
responsabilidad de sus vidas. Hay muchos, que se han estancado y no quieren
crecer. Creo que son los "hijos de papá", los engreídos, los adultos
niños, los mantenidos, los que no quieren desprenderse de la
"mamadera", creyendo que siempre tendrán a los "papitos"
toda la vida. ESTOS
YA HAN NACIDOS FRACASADOS.
En
la vida civil, oficialmente empieza esta ACREDITACIÓN en el momento de optar por la CIUDADANÍA , garantizada por el DNI.
Desde el nacimiento hasta ese momento, se nos otorgó PUROS DERECHOS. Desde la
ciudadanía, la Patria
nos da DEBERES
que cumplir como miembros activos, positivos y constructores de la Sociedad.
En
el evangelio de hoy se nos muestra oficial y públicamente la TITULACIÓN DE JESÚS
como el "JESUCRISTO",
EL UNGIDO PARA SALVAR, El MESÍAS PROMETIDO. Es Dios mismo quien se encarga
de ACREDITARLO,
señalándolo como SU HIJO, EL PREDILECTO, EL AMADO, a quien hay que ESCUCHAR.
En
nuestro cristianismo, esta ACREDITACIÓN corresponde al sacramento de la CONFIRMACIÓN , que garantiza y ACREDITA NUESTRA
CAPACITACIÓN, para recibir de la Iglesia los deberes y obligaciones que cumplir
para construirla. Por eso vemos que Jesucristo empieza desde ese momento a CUMPLIR SU MISIÓN
DE MESÍAS.
Ante
esta realidad, ¿CÓMO
EVALÚAS TU COMPORTAMIENTO ANTE DIOS, ANTE TU PRÓJIMO Y ANTE
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