Fundado: 24-04-1904 Lima, 19-01-2014 / Año 110 - Nº 5702 - 4000 ejemplares

¿Y QUIÉN SE CREE ESE?
MUCHAS VECES hemos escuchado esta expresión denotando cierta desazón, descontento y desprecio por el "logro" de un familiar, amigo, vecino, condiscípulo, etc. Con esta actitud, se evidencia una latente envidia ("LA ENVIDIA TE CARCOME"). En el fondo, estamos encubriendo y casi justificando nuestra incapacidad: "Él HA PODIDO, HA LLEGADO, HA TRIUNFADO... Y YO, NO". El peligro está en que esta actitud se pueda generalizar. Así, los superiores, los "capazotes", pretendan que todos sean como ellos; los buenos, que los demás lo sean; los mediocres, del mismo modo. En el fondo, todos, enceguecidos por la soberbia, no se dan cuenta que todos NO son iguales y tienen que ser tratados como tales. Si comprendiéramos esta situación, evitaríamos muchos errores. Empezaríamos a encontrar la armonía y la paz de la familia, del vecindario, de las instituciones, en fin, de nuestra querida Patria. Empezaríamos por aceptarnos tales romo somos, aceptando nuestras diferencias y siendo solidarios los unos con los otros. Nos comprenderíamos y empezaríamos a ser felices. Valoraríamos la verdad, la sinceridad, la fraternidad, etc.
HOY EL EVANGELIO nos da la clave. El Bautista nos muestra su verdadera humildad-verdad. Reconoce en Jesús de Nazaret, al verdadero Mesías, al Consagrado, al Redentor del mundo. No cae en la tentación de hacerse pasar por Él, cuando los embajadores de los sacerdotes y de los fariseos le preguntan si es él el Mesías... Simplemente señala a Jesús de Nazaret como "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo", según lo había dicho Isaías 53, 7-8.
¿RECONOCEMOS Y ACEPTAMOS A LAS PERSONAS TALES COMO SON? ¿SEÑALAMOS EN ELLAS SUS VERDADEROS VALORES, O SE LOS NEGAMOS CREYÉNDOLAS INCAPACES?

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