Fundado: 24-04-1904 Lima, 16-02-2014 / Año 110 - Nº 5706 - 4000 ejemplares

MI PARECER... ¡ES LA VERDAD!
Cuanto más pasa el tiempo y cuanto más conocimientos voy teniendo, MI PARECER, la convicción de que YO TENGO LA RAZÓN, se va acentuado. Baste escuchar las conversaciones de la gente, no sólo de las sencillas, o los de cierta cultura, sino de gente llamada a ser cabeza de gobiernos. ¿Por qué la cantidad y el tiempo de los debates parlamentarios? Pareciera que cada uno defendiera SU PARECER: "A MI ME PARECE... LUEGO, ES ASÍ". Y esto sucede también en la sociedad pequeña. Por ejemplo, en los matrimonios. Tanto el esposo como la esposa quieren tener la razón y la defienden "a raja tabla". De allí, las contínuas peleas. En el fondo, cuando más crecido está el egoísmo, el orgullo y el "yoismo", tanto más se cree tener la razón en lo que se piensa o en lo que se dice. A este punto, hemos caído en el campo de las DISCUSIONES, y no el campo del DIÁLOGO.
En las discusiones, no se busca una razón objetiva, una norma, UNA LEY. Por eso defendemos nuestro parecer "a como dé lugar". En el diálogo, se busca la verdad, no sólo en uno mismo, sino en referencia a una razón objetiva, presente en unas normas, en una LEY. Entonces, la actitud será la de una MUTUA ESCUCHA. Así, llegaré al convencimiento que yo no soy "LEY A MÍ MISMO". Que la Verdad tendré que buscarla en una razón objetiva, existente en LA LEY.

EN EL EVANGELIO, Jesús nos dice que no ha venido a abolir la Ley o los Profetas, sino a darle cumplimiento en la Ley del Amor ¿Por qué? Porque la Ley positiva es la expresión de la Ley natural puesta por Dios en nuestra alma. Se convierte en un medio, en un instrumento, en un camino para llegar a la verdad y así regular nuestra conducta humana, dando nacimiento y valor a nuestra CONDUCTA MORAL. La verdad a encontraré sólo en la RECTA LEY, no en mi simple y sólo parecer.

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