Lima, 20-04-2014 / Año 110 - Nº 5715

EVANGELIO: Jn 20, 1-9
Juan nos transmite la experiencia de la primitiva Iglesia. En su encuentro con el Resucitado nos invita a participar de su gozo y esperanza.
"El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, y vio la piedra quitada del sepulcro. Corrió fue donde Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron rápidamente al sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó Simón Pedro, entró en el sepulcro y vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, enrollado, en un sitio aparte. Entró el otro discípulo: vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos".
1. LOS APÓSTOLES Y LAS "MUJERES", ¿CREYERON EN LA RESURRECCIÓN DE JESÚS?
2. ¿QUÉ EXPRESIONES INDICAN LA FE EN LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO, DESPUÉS DE SU MUERTE?
3. ¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI, LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO?
PAPA FRANCISCO. EL CRISTIANO SIEMPRE EN BÚSQUEDA Y EN CAMINO
Homilía en Santa Marta, lunes 31 de marzo del 2014. (Síntesis).
2. El modelo de quien cree es el funcionario del rey, que pide a Jesús la curación de un hijo enfermo y no duda en ponerse en camino hacia casa cuando el Maestro le asegura que la ha obtenido. Opuesto a este hombre, es quizás, el grupo "más peligroso", en el que están aquellos que "se engañan a sí mismos: los que caminan pero no hacen camino": "Son los cristianos errantes: giran, giran como si la vida fuera un turismo existencial, sin meta, sin tomar las promesas en serio. Aquellos que dicen: '¡Yo camino!'. No, tú no caminas: tú giras. En cambio, el Señor nos pide que no nos detengamos, que no nos equivoquemos de camino y que no giremos por la vida. Nos pide que mirar las promesas, ir adelante con las promesas como ese hombre. ¡Ese hombre creyó en la palabra de Jesús! La fe nos pone en camino hacia las promesas. La fe en las promesas de Dios". "Nuestra condición de pecadores hace que nos equivoquemos de camino"; pero "El Señor nos da siempre la gracia de volver". "La Cuaresma es un tiempo hermoso para pensar si estoy en camino o si estoy demasiado quieto: conviértete. Si me he equivocado de camino, confiésate y retoma el camino. O si soy un turista teologal, uno de estos que hacen el giro de la vida pero jamás dan un paso hacia adelante. Le pido al Señor la gracia de retomar el camino, de ponerme en camino, pero hacia las promesas".
LA RESURRECCIÓN DE CRISTO ES NUESTRA FUERZA, PAPA FRANCISCO

1. En el Credo decimos: "El tercer día Resucitó según las Escrituras". Es "el centro del mensaje cristiano. Resonó desde el principio y ha sido transmitido hasta nosotros. San Pablo les dice a los Corintios: "Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, según la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, según la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los doce" (1Co 15,3-5). Esta breve confesión de fe anuncia el Misterio Pascual, con las primeras apariciones del Resucitado a Pedro y a los doce. La Muerte y la Resurrección de Jesús son el corazón de nuestra esperanza. Sin esta fe, nuestra esperanza será débil, ya no será ni siquiera esperanza. La muerte y la Resurrección de Jesús son el corazón de nuestra esperanza. El Apóstol afirma: "Y si Cristo no resucitó, su fe es inútil y sus pecados no han sido perdonados" (1Co 15,17). Por desgracia, se ha tratado de obscurecer la fe de la Resurrección de Jesús, e incluso entre los propios creyentes, se han insinuado dudas. No es la fe fuerte. Y esto por superficialidad, a veces por indiferencia, ocupados por miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión puramente horizontal de la vida. Pero es precisamente la Resurrección la que nos abre a la esperanza más grande, porque abre nuestra vida a la vida del mundo y al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y ello lleva a vivir con mayor confianza las realidades cotidianas, a afrontarlas con valentía y con empeño. La Resurrección de Cristo ilumina con una luz nueva estas realidades cotidianas ¡la Resurrección de Cristo es nuestra fuerza!

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