Lima, 04-05-2014 / Año 110 - Nº 5717

Hoy Comprendemos el desaliento de los discípulos de Emaús, pues también nosotros nos hemos encontrado en situaciones parecidas, descorazonados, abatidos, cansados casi fracasados, pensando que el seguimiento de Jesús no resuelve nada. Pero, al partir el Pan, lo descubren, y ese Pan partido, la Eucaristía, se convierte en fuerza para el camino, para anunciarlo y dar testimonio de Él.
PRIMERA LECTURA: Hch 2, 14.22-33.
Pedro Anuncia con toda la Comunidad la lectura de la historia a la luz del misterio del Resucitado. Lo haremos, sólo si nos hemos encontrado con Cristo Resucitado.
"El día de Pentecostés, Pedro, de pie junto a los otros Once apóstoles, pidió atención y les dirigió la palabra: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchen mis palabras y entérense bien de lo que pasa. Escúchenme, israelitas: Les hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que ustedes conocen. Conforme al designio previsto y determinado por Dios, fue entregado, y, por mano de paganos, ustedes lo mataron en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte: no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice: 'Tengo presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia'. Hermanos, permítanme hablarles con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero como era el profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo, vio anticipadamente la resurrección de Cristo, y dijo que no lo entregaría a la muerte, ni su carne experimentaría la corrupción. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que ustedes están viendo y oyendo»"
SEGUNDA LECTURA: 1P, 17-21.
La salvación que nos ofrece Cristo y que se ha hecho patente con su sacrificio en la cruz, transforma nuestra vida y la llena toda en clave de esperanza y compromiso.
"Queridos hermanos: Si ustedes llaman Padre al que juzga imparcialmente las acciones de cada uno, procedan con cautela durante su permanencia en la tierra. Ya saben ustedes que los han rescatado de su vana conducta heredada de sus antepasados, no con oro y plata corruptibles, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la Creación del mundo y manifestado al final de los tiempos para bien de ustedes. Por Cristo ustedes creen en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así han puesto en Dios su fe y su esperanza".

Ecl 7, 15: "No hagas de mala gana el trabajo manual, pues es Dios quien lo ha instituido"

En el cine, 2 amigas hablan sin parar.
Una señora sentada se da vuelta y se queja de que no PUEDE OIR NADA.
Y las amigas le responden:
¿Y a usted QUÉ LE IMPORTA LO QUE HABLAMOS?
Ja, ja, ja...

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