Lima, 04-05-2014 / Año 110 - Nº 5717

EVANGELIO: Lc 24, 13-35
Lucas nos anima a estar atentos a Cristo que viene con nosotros en medio de nuestra historia de dificultades y desesperanza: es allí donde él se nos muestra y se vuelve alimento que produce esperanza y alegría.
"Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a un pueblo llamado Emaús, distante unos 11 kilómetros de Jerusalén, comentando lo sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué es lo que vienen conversando por el camino?». Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que pasó allí estos días?». Él les preguntó: «¿Qué ha pasado?». Le contestaron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y el pueblo. Los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres: pero a él no lo vieron». Entonces Jesús le dijo: «¡Qué necios y torpes son ustedes para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca del pueblo donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros porque ya atardece y está anocheciendo. Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero el desapareció. Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los 11 con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan".
1. ¿POR QUÉ LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS NO RECONOCIERON A JESÚS EN EL CAMINO?
2. ¿CUÁL FUE LA MEJOR PREPARACIÓN DE LOS DISCÍPULOS PARA QUE VIERAN A JESÚS RESUCITADO?
3. ¿CUÁL FUE LA REACCIÓN-RESPUESTA DE LOS DISCÍPULOS ANTE LA RESURRECIÓN DE CRISTO?
PAPA FRANCISCO: LA RESURRECCIÓN DE CRISTO NO ES UN ‘HAPPY END’
ANSA - Ciudad del Vaticano 16 de abril de 2014
El papa Francisco recordó: Con la traición de Judas, "Jesús tiene un precio" como "en el mercado" y desde ese momento comienza su Pasión, la parte más oscura y difícil de su vida. Explicó a los fieles el nexo entre la "humillación" de Cristo y el dolor y la oscuridad de la existencia humana. La Pasión de Cristo "no es un accidente", él "deja que el mal se encarnice sobre él y lo toma sobre sí para vencerlo". Agregó: La resurrección "no es el final feliz de una película" o "el final feliz de una linda fábula", al explicar el sentido de la Semana Santa dentro del año litúrgico. Observó: "El hijo de Dios, en efecto, aparece sobre la cruz como un hombre derrotado, sufre, es traicionado, vilipendiado y finalmente muere". Subrayó: "Su muerte estaba escrita, realmente no tenemos tanta explicación, es un misterio desconcertante, el misterio de la gran humildad de Dios, que amó tanto al mundo como para darle su hijo unigénito. Invitó: "Esta semana pensemos mucho en el dolor de Jesús y digámonos a nosotros mismos: 'Y esto es para mí, incluso si yo fuera la única persona en el mundo él lo habría hecho, lo hizo por mí'. Besemos el crucifijo y digamos: 'Por mí, gracias Jesús por mí'. Agregó: "Cuando todo parece perdido", cuando "no queda nadie más para las ovejas perdidas, es entonces que interviene Dios con la potencia de la resurrección". Con la muerte en la cruz Jesús "alcanza la completa humillación", era "la peor muerte, reservada a los esclavos y los delincuentes.
Manifestó: Jesús era considerado un profeta pero muere como un delincuente, mirando a Jesús en su Pasión vemos como en un espejo también el sufrimiento de toda la humanidad y hallamos la respuesta divina al misterio del mal, del dolor, de la muerte".

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