Lima, 18-05-2014 / Año 110 - Nº 5719

El hombre de fe sabe "por dónde debe caminar": Jesús es el camino. Vivir la Pascua es ponerse en camino, iniciar la búsqueda, empezar a andar el camino, abrazar la verdad y vivir la vida, que es Cristo. Él abrió un camino nuevo, propuso la verdad, prometió la vida sin fin. Una perspectiva maravillosa a nuestro alcance, con la ayuda de Dios "para quien no hay imposibles".
PRIMERA LECTURA: Hch 6, 1-7.
La comunidad cristiana impulsada por el Espíritu y la Palabra, crece y se vuelve comunidad servidora de los pobres, constructora de fraternidad como lo hizo su Señor.
"En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en la distribución diaria de los alimentos no atendían a sus viudas, Los 12 convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: «No nos parece descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escojan a 7 de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra». La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos después de orar les impusieron las manos. La Palabra de Dios iba extendiéndose, y en Jerusalén crecía mucho el número de los discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe".
SEGUNDA LECTURA: 1Pe 2, 4-9.
Somos un pueblo elegido y el apóstol Pedro nos invita a tomar conciencia de nuestro papel en la historia de la humanidad. El cristiano es protagonista de su historia.
"Queridos hermanos: Acercándose al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también ustedes, como piedras vivas, entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Dice la escritura: «Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado». Para ustedes, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos, es la «piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular», y también en piedra de tropiezo y en roca donde se estrellan. Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino. Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que los llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa".

Ecl 7, 17: "Humilla más y más tu orgullo, pues al hombre lo esperan los gusanos. No insistas demasiado en tu oración; encomiéndate a Dios y acepta lo que Él decida"

Un señor llama a una casa y le contesta una señora:
- ¿Aló? ¿Ya llegó JULIO allí?
- Todavía no, pues AÚN ESTAMOS EN MAYO.
Ja, ja, ja...

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