Encíclica Redemptoris Mater
"El
anuncio de
Simeón parece como un segundo anuncio a María: le indica la concreta
dimensión histórica en la cual el Hijo cumplirá su misión, es decir en la
incomprensión y en el dolor"(16).
"El
dogma de su
maternidad divina fue para el Concilio de Éfeso y es para la Iglesia como
un sello del dogma
de
"María
es 'llena de
gracia', porque la
Encarnación del Verbo, la unión hipostática del Hijo de Dios con la
naturaleza humana, se realiza y cumple precisamente en ella"(9).
"El
ir al encuentro de las necesidades del hombre significa su introducción en el
radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo.
Se da una
mediación:
María se pone ente su Hijo y los hombres en la realidad de sús privaciones,
indigencias y sufrimientos. Se pone "en medio".
Se hace
mediadora
no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como
tal puede, "tiene
el derecho de", hacer presente al Hijo las necesidades de los
hombres"(21).
"La Madre de Cristo se presenta ante los hombres como portavoz de la voluntad del Hijo,
indicadora de aquellas exigencias que deben cumplirse para que pueda manifestarse el poder
salvífico del Mesías"(21).
"En
Cana, merced a
la intercesión de María y a la obediencia de los criados, Jesús da comienzo a su
hora"(21).
"En
Cana María aparece como la que cree en Jesús; su fe provoca la primera "señal"
y contribuye a suscitar la fe de los discípulos"(21).
"La
misión maternal de María hacia los hombres de ninguna manera oscurece ni
disminuye la única mediación de Cristo, sino mas bien muestra su eficacia.
Esta
función materna brota, según el
beneplácito de Dios, de la superabundancia de los méritos de Cristo...
de ella depende totalmente y de la misma saca toda su virtud"(22).
"Esta
nueva maternidad de María, engendrada por la fe, es fruto del 'nuevo' amor, que
maduro en ella definitivamente junto a la Cruz , por medio de su participación en el amor redentor del Hijo"(23).
SUS
INVOCACIONES A MARIA:
"Nos
has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el
corazón. Ella, recibiendo la
Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta
Madre".
"Danos
tus ojos,
María, para descifrar el misterio que se oculta tras la fragilidad de los
miembros del Hijo. Enséñanos a reconocer su rostro en los niños de toda raza y
cultura".
"María,
ayúdanos a ser
testigos creíbles de su mensaje de paz y de amor, para que los
hombres y las mujeres de nuestro tiempo, caracterizado aún por tensos
contrastes e inauditas violencias, reconozcan en el Niño que está en tus brazos al único Salvador
del mundo, fuente inagotable de la paz verdadera, a la que todos
aspiran en lo más profundo del corazón".
"Que
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