Lima, 25-05-2014 / Año 110 - Nº 5720

Seguimos en vigilante espera ante la llegada del Espíritu Santo prometido. Ese mismo Espíritu nos mueve para cantar la grandeza de nuestro Dios, confiados en que su gracia nos acompaña para responder al llamado universal a la santidad. De la mano con Cristo dispongamos nuestro corazón para recibir cada día al Paráclito, Señor y dador de vida. El hombre de fe sabe "por dónde debe caminar"; Jesús es el camino. Vivir la Pascua es ponerse en camino, iniciar la búsqueda, empezar a andar el camino, abrazar la verdad y vivir la vida, que es Cristo. Él abrió un camino nuevo, propuso la verdad, prometió la vida sin fin. Es una perspectiva maravillosa a nuestro alcance, con la ayuda de Dios, "para quien no hay imposibles".
PRIMERA LECTURA: Hch 8, 5-8. 14-17.
La Obra de la Evangelización es constante aún en las incomprensiones. Felipe, diácono, proclama la acción de Jesús en el pueblo, curando y liberando.
"En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. La gente escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía., y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraban de que Samaria había recibido la Palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo".
SEGUNDA LECTURA: 1 Pe 3, 15-18.
Pedro nos anima a vivir con buena conciencia y en constante laboriosidad por conocernos a nosotros mismos para ser más humanos, ayudados por la Gracia de Dios.
"Queridos hermanos: glorifiquen en sus corazones a Cristo Señor y estén siempre prontos para dar razón de su esperanza a todo el que les pida explicaciones; pero con mansedumbre y respeto, con buena conciencia, para que queden confundidos los que los calumnian y denigran su buena conducta en Cristo; pues, mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida".

Eclo 7, 18: "No cambies a un amigo por dinero, ni a un hermano querido por el otro más fino"

Robadas las joyas, un ladrón le dice al otro:
- ¿Cuánto crees que NOS DARÁN POR ESTO?
- No menos de 8 a 10 años de cárcel.
Ja, ja, ja...

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