Lima, 27-04-2014 / Año 110 - Nº 5716

Hoy celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. San Pedro nos ayuda a mantenernos en espíritu gozoso y en la alegría propia de la Pascua. Por la Resurrección de Jesucristo se aviva la esperanza de una herencia incorruptible, de un don que no acabará.
PRIMERA LECTURA: Hch 2, 42-47
Se nos trasmite la vida de la primitiva comunidad en comunión, solidaridad, atenta a la escucha y a la enseñanza de los Apóstoles.
"Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en compartir lo que tenían, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón; alababan a Dios y se ganaban el aprecio de todo el pueblo. Por su parte el Señor agregaba cada día al grupo de los creyentes aquellos que aceptaban la salvación".
SEGUNDA LECTURA: 1P 1, 3-9
Pedro nos anima a aceptar el desafío de la fe que nos confronta con el mundo, pero exige de nosotros un amor profundo y renovado por Jesús.
"Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, perenne, reservada en el Cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta a ser revelada en el momento final. Alégrense por ello, aunque de momento, tengan que sufrir un poco en pruebas diversas: así, la autenticidad de su fe -más valiosa que el oro, el cual es perecedero a pesar de haber sido purificado en el fuego- llegará a ser alabanza, gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. Ustedes no han visto a Jesucristo y lo aman, sin verlo creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y radiante: así, recibirán la salvación que es la meta de su fe".

Eclo 5, 14: "No te metas en las reuniones de los que gobiernan, ni repitas las palabras cuando ores"

ENTRE AMIGOS:
- ¡Oye Marcelino! ¿Qué llevas DEBAJO DE TU AXILA?          
- Es un zorrillo
- ¿Y el OLOR?
- Pues... ¡QUE SE LO AGUANTE!
Ja, ja, ja...

No hay comentarios: