DOMINGO IX DEL TIEMPO ORDINARIO

La palabra de Dios nos invita a examinar la clase de vida que llevamos. Es importante reflexionar sobre la relación entre conocimiento y amor, entre fe y vida. El Evangelio de hoy nos proporciona la luz necesaria y nos abre el camino justo. Estamos en una situación privilegiada: todo cuanto necesitamos conocer de Dios nos lo ha hecho llegar; se nos ha revelado y nos pide que le amemos no sólo con la palabra, sino con la vida; no con miedo, sino con agradecimiento.

1ª LECTURA: Deuteronomio 11, 18.26-28.32
LES PONGO DELANTE BENDICION Y MALDICION
En esta primera lectura, Moisés presenta al pueblo elegido dos caminos a escoger: el de la bendición, consecuencia de la obediencia a la ley de Dios y, el de la maldición, consecuencia de la desobediencia. Con esta alternativa se recuerda a Israel el compromiso de fidelidad por el que ya ha optado.

SALMO: 30; 2-3a.3bc-4.17 y 25
Respondemos: “Sé la roca de mi refugio, Señor”

2ª LECTURA: Romanos 3, 21-25a.28
EL HOBRE ES JUSTIFICADO POR LA FE
San Pablo escribe a los romanos enseñándoles que el hombre es justificado por la fe, por la redención obrada por Jesucristo. La misericordia y la gracia de Dios son un regalo adquirido por Jesús para nosotros mediante su pasión y su cruz.

EVANGELIO: Mateo 7, 21-27
LA CASA EDIFICADA SOBRE ROCA Y LA CASA EDIFICADA SOBRE ARENA

El verdadero discípulo de Jesús es el que hace la voluntad de Dios y no el que oye su palabra pero no la pone en práctica. Este último ha edificado su casa sobre arena y no sobre roca.

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