Lima, 13-07-2008 / Año 104 - Nº 5413

IMITAR A MARIA
- Un corazón que escucha la Palabra con una mente que busca la verdad. Transparente y limpia como el diamante. Una voluntad que aprende a obrar libremente en la caridad.
- Tiene el sentido del bien y del mal que modela el carácter.
- Es la belleza del botón de rosa que se abre al Sol. Pero qué fea cuando la rosa se marchita. Nade la quiere mirar. Es la juventud cuando se aparta del modelo.
- Sin embargo, la sociedad de hoy es culpable de tantas juventudes marchitas; y se ríe, lo celebra, e insulta ante su propio delito. Y a todo esto lo llaman libertad. Y los tontos aplauden, celebran y bailan como si nada hubiese sucedido. ¿A qué grupo te juntas? ¿Al de los tontos o a los que disciernen, y saben lo que quieren...?

LA ALEGRIA
En Don Bosco hay una extraordinaria preocupación por comunicar la alegría. Sabiendo que todos los jóvenes tienen hambre de vida, Don Bosco intuye que par acerase a los jóvenes y pan hacerse amigos de ellos, es necesario asumir esta hambre de vida que se manifiesta en la alegría. Pero, ¿qué tipo de alegría? Se trata, ante todo, de una alegría querida, es decir, no casual, que no brota por equivocación de alguna situación, sino de un proyecto de vida. Escribe él: "Es obligación de cada uno buscar aquellos libros, introducir aquellas conversaciones y diversiones que pueden contribuir a estar alegres". Don Bosco intuye que la alegría tiene enemigos que hay que dejar en la puerta: "Estaba prohibido todo lo que produjese melancolía, especialmente las cosas contrarias a la ley del Señor".
EL AMOR DE CRISTO NOS URGE
Benedicto XVI
Los seres humanos buscan respuestas a algunos de los interrogantes existenciales fundamentales: ¿Cuál es el origen y el destino de los seres humanos? ¿Qué es el bien el mal? ¿Qué aguarda a los seres humanos al final de su existencia? Todos tienen el deber natural y la obligación moral de buscar la verdad. Una vez conocida, están obligados a adherirse a ella y ordenar toda su vida de acuerdo con sus exigencias (cf. N.E. 1; D.H. 2). Queridos hermanos, "el amor de Cristo nos urge" (2 Co 5,14).
El amor de Cristo es lo que impulsa a la Iglesia a hacer acercarse a todos los hombres, sin distinción, más allá de los límites de la Iglesia visible. La fuente de la misión de la Iglesia es el amor divino. Este amor se revela en Cristo y se hace presente a través de la acción del Espíritu Santo. Todas las actividades de la Iglesia han de estar animadas por este amor. (cf. A.G. 2-5; E.N. 26)

EL BIEN QUE EL DOLOR PUEDE HACER
La aflicción, cuando la aceptamos con humildad puede ser instructiva, una disciplina que nos lleva a una vida más profunda y plena. "Antes que fuera afligido, yo me descarrié, más ahora guardo tu palabra" (Sal 119, 67). Lejos de ser un obstáculo para nuestro crecimiento espiritual, el dolor puede ser un instrumento para el mismo, si es que somos entrenados por él. Nos puede acercar más a Dios y hacernos profundizar en su Palabra. Es el medio por el cual Dios nos moldea con gracia para que seamos como su Hijo.

LA ALEGRIA ES POSIBLE
¿Dices que tu amargura viene del mucho trabaja? ¿Dices que es simplemente tu temperamento? ¡Cuidado! ¡Te pierdes mucho a cambio de muy poco! El temperamento es tan incorregible como gobernable. Y el trabajo, ¿es para hacer hombres, o sólo para hacer muebles? Muchas personas se suicidan porque han perdido la "alegría de vivir", y no han sido capaces de descubrir que este mundo está lleno de cosas maravillosas que Dios ha creado para que sus hijos, los hombres y las mujeres, podamos ser felices. Sé tú como los cielos despejados y azules, e irradia a tu alrededor toda la alegría y el encanto de la vida. La alegría atrae, engendra simpatías y entusiasmo, y despierta ilusiones. Sé una armonía. Sé un canto de fe que pasa por el mundo.

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