Lima, 16-11-2008 / Año 104 - Nº 5431

PABLO CONOCIO A JESUS VERDADERAMENTE DE CORAZON
Benedicto XVI
En la segunda carta a los Corintios escribe: "Así que en adelante ya no conocemos a Cristo según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no lo conoceremos así" (2Co 5,16) Conocer "según la carne" quiere decir conocer sólo exteriormente, con criterios externos: se puede haber visto a una persona muchas veces, conocer sus rasgos y los diversos detalles de su comportamiento. Y sin embargo, aun conociendo a alguien de esta forma, no se le conoce realmente, no se conoce el núcleo de la persona. Sólo con el corazón se conoce verdaderamente a una persona. De hecha los fariseos y los saduceos conocieron a Jesús en lo exterior; escucharon su enseñanza, muchos detalles de él, pero no lo conocieron en su verdad. En cambio los Doce, gracias a la amistad, que implica también el corazón al menos habían entendido en lo sustancial y comenzaban a saber quién era Jesús. También hoy existe esta forma distinta de conocer: hay personas doctas que conocen a Jesús en muchos de sus detalles y personas sencillas que no conocen estos detalles, pero que lo conocen en su verdad. "El corazón habla al corazón" Y san Pablo quiere decir esencialmente que conoce a Jesús así, con el corazón, y que de este modo conoce esencialmente a la persona en su verdad y después, en un segundo momento, se conoce sus detalles. También nosotros debemos aprender a conocer a Jesús, no según la carne, como una persona del pasado, sino como nuestro Señor y Hermano, que está hoy con nosotros y nos muestra cómo vivir y cómo morir.
AMASTE MUCHO
Ante la muerte de su amigo Lázaro, Jesús se conmovió profundamente y lloró (cf. Jn 11,33-38). Lágrimas valiosas y de gran afección. ¡Lágrimas de afecto divino! Jesús tenía motivos más que suficientes para exteriorizar su emoción. Finalmente, mantenía una estrecha amistad con Lázaro y sus hermanas (cf. Jn 11,5), amistad clavada en un amor cuya medida es no tener medida. No sirve llorar por los se fueron, si durante la vida no los hicimos sonreír. Es fácil llorar por los muertos. Difícil es tener la habilidad para hacer sonreír a los vivos. Experimenta vivir de tal modo que los vivos, las personas que están cerca de ti sientan el placer de tu presencia amiga, solidaria y llena de amor. Así, si alguno de ellos se ausentara, tú puedes llorar a voluntad. No serán lágrimas de remordimiento. ¡Tú amaste mucho!
ITINERARIO PARA LA ALEGRIA
Cuenta tus beneficios recibidos:
Escríbelos, si así lo deseas, para conservarlos en la memoria. Tienes demasiados dones y gracias recibidos de Dios para que te entretengas en tristezas y melancolías.
Búscate un entretenimiento favorito: Por muy insignificante que sea, si te gusta y va con tu forma de ser, será fuente de alegría.
Cuida tu lectura: Nos volvemos lo que leemos. Si tú quieres ser alegre, debes seleccionar lecturas que te lleven a realizar este bonito deseo.
Adquiere y conserva los buenos hábitos de la salud: La alegría es una consecuencia de haber guardado las reglas de la salud. Con ellas te mantendrás con un espíritu alegre.
Pide a Dios que te conceda la alegría: Pídesela sin desmayar, y Dios te dará la alegría de la salvación: "Dios ayuda a los que se ayudan a si mismos por medio de la oración"

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