Lima, 15-03-2009 / Año 105 - Nº 5448

CON BENEDICTO XVI EN EL CAMINO CUARESMAL
LA ORACION UNE CON DIOS
Jesús quería que sus discípulos, en particular los que tendrían la responsabilidad de guiar a la Iglesia naciente, hicieran una experiencia directa de su gloria divina para afrontar el escándalo de la cruz. De hecho, cuando llegue la hora de la traición y Jesús se retire a rezar en Getsemaní, tendrá a su lado a los mismos Pedro, Santiago y Juan, pidiéndoles que velen y recen por Él (Cf. Mateo 26, 38). Ellos no lo lograrán, pero la gracia de Cristo les apoyará y les ayudará a creer en la Resurrección.
Quisiera subrayar que la Transfiguración de Jesús fue esencialmente una experiencia de oración (Cf. Lucas 9, 28-29). La oración, de hecho, alcanza su culmen, y por ello se convierte en luz interior, cuando el espíritu del hombre se adhiere al de Dios y sus voluntades se funden, como formando una sola cosa. Cuando Jesús subió al monte, se sumergió en la contemplación del designio de amor del Padre, que le había mandado al mundo para salvar a la humanidad. En aquel momento, Jesús vio cómo ante sí se presentaba la Cruz, el extremo sacrificio necesario para liberarnos del dominio del pecado y de la muerte. Y, en su corazón, una vez más repitió su "amén". Dijo "sí "heme aquí", "que se cumpla, Padre, tu voluntad de amor".
Junto con el ayuno y las obras de misericordia, la oración conforma la estructura que rige nuestra vida espiritual. Queridos hermanos y hermanas, les exhorto a encontrar en este tiempo de Cuaresma momentos prolongados de silencio, sí es posible de retiro, para revisar la propia vida a la luz del designio de amor del Padre celestial. Déjense guiar en esta escucha más intensa de Dios por la Virgen María maestra y modelo de oración.
CANTICO DE LAS CRIATURAS DE SAN FRANCISCO DE ASIS ( I )
Si se trata de contemplar y cantar a la vida, nadie mejor que San Francisco, amigo de la naturaleza
Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el hermano Sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor.
Y por la hermana Luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que tu poder creó, tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, y brillan en los cielos: ¡loado mi Señor!
Y por la hermana Agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!
Por el hermano Fuego, que alumbra al irse el Sol, y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado, mí Señor!
UN POCO DE HISTORIA
Cuál no sería la unión de Don Bosco con Dios, que aún en vida del santo, se pedía a Dios alguna gracia y le era concedida. Escribe el Padre Luis Torrá, Misionero de los Descalzos: un 6 de julio de 1885 viajaban de Lima a Casma en el vapor "Valdivia", cuatro religiosos Franciscanos, cuando frente a Huacho se produjo un naufragio. "Recurrimos a Dios haciendo el voto de hacer una novena a Nuestra Señora de los Auxilios, y de trabajar a favor de la obra de Don Bosco en caso de salir con vida... Y logramos salvarnos a pesar de que los testigos nos tuvieron por irremisiblemente perdidos". Tengamos nosotros confianza en la intercesión de San Juan Bosco que nos ayuda en nuestro trabajo para impedir el naufragio en el mundo, de tantos jóvenes a nosotros confiados.

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