Fundado: 24-04-1904 Lima, 05-04-2009 / Año 105 - Nº 5451 - 4000 ejemplares

CRISTO PADECIO POR NOSOTROS, DEJANDONOS UN EJEMPLO
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En semana santa, "Cristo ha escrito con sangre la historia de su última semana, para todos nosotros." Y los hombres se constituyen en jueces de la Semana Santa; "Cristo no hizo alarde de su categoría de Dios, sino que se despojó de su rango", 'pero Él es el juez'. Lo persiguen a Él y a los suyos. Herodes decapita a Juan Bautista; uno de los suyos lo traiciona... Y cuando Jesús entra a Jerusalén la gente lo aclama. No obstante, "Jesús no hace alarde. Acepta la voluntad del Padre. No se echa atrás".
§ Estupendo el himno de Pablo... Cristo se despoja de todo, para salvar a todos. Se anonada, obedece. Hasta sus apóstoles se escandalizan y lo abandonan, lo niegan. Sin embargo, ese anonadamiento es una confianza absoluta en el Padre. Es la esperanza que se nos abre para conseguir esa vida que Él nos promete después de nuestra muerte.
§ Dos hechos saltantes en esa hora extrema: Judas que huye desesperado: traición. La mujer que llena de amor "lo prepara para su sepultura..." ¿Cuál es nuestro comportamiento ante las verdades que nos presentan los Evangelios? ¿Dejamos que Jesús entre triunfante en nuestros corazones? ¡Qué difícil es hacer entender al hombre, que Dios lo ama! Cegado por sus preocupaciones terrenas, pierde de vista lo más importante: que fue creado para vivir una interminable felicidad. Es algo innegable que "Jesús se hizo obediente. De modo que ante su nombre toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra y en los abismos; y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre".

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