Fundado: 24-04-1904 Lima, 12-04-2009 / Año 105 - Nº 5452 - 4000 ejemplares

¡ALELUYA! ¡HA RESUCITADO EL SEÑOR!
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Es Pascua de Resurrección y todo invita a la alegría. Cristo nos infunde renovación y paz...
§ Llegan las tres mujeres: María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé; llegan al sepulcro para rendir los honores al cuerpo del Maestro y... ¡Oh! ¡Sorpresa! No está el cuerpo de Jesús. ¡Qué estupor! ¡Qué dolor! Ellas, que amaban a Jesús, están asustadas. Pero son tranquilizadas por el ángel: "¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?"... "Vayan a decir a sus discípulos y a Pedro, que irá delante de ustedes a Galilea, allí le verán".
§ La realidad es que no está el cuerpo. No lo han visto. Más tarde hasta Tomás se muestra incrédulo. Todo cambia cuando Él se hace ver: alegría, sorpresa, expectación. iRESUCITO el Señor!... Si con la muerte de Cristo, todo quedó en suspenso; ahora nadie podrá contener su entusiasmo hasta el final de los tiempos. La soberbia de los hombres ha sido vencida..... San Pablo nos anima: “Purifíquense de la levadura vieja, para ser masa nueva"
§ Para nosotros es el encuentro con Jesús por el bautismo. Es que después de la Resurrección, nada puede ser ya como antes. Acaba de iniciarse un mundo nuevo. Es el triunfo de Jesús ante todo el Universo, y los que lo seguimos, estamos con Él en su triunfo, y de Él recibiremos la corona al final de una vida obediente a sus enseñanzas.
§ Hemos recordado, pero no experimentado las angustias de la Pasión y ahora gozamos del triunfo de la Resurrección. ¿No somos privilegiados? Entonces todo se nos hace claro y nos llama a una conversión radical. Y exclamamos. ¡Ay de mí si no lo anuncio! Tengo que hacer conocer con el testimonio de mi vida al que por mí dio su vida y ahora me espera en su Reino junto con María, mi madre. Jesús puso la primera piedra y nosotros seguimos en la construcción del Cuerpo Místico.

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