QUINTO DOMINGO DE CUARESMA
Cristo nos ha redimido muriendo. Él logra la plenitud de la vida a través de su muerte. Este es un tema central de las lecturas bíblicas de este quinto domingo de Cuaresma. Así es como el cristiano llega a la plenitud de la vida: gastándola por el Reino. Si el grano de trigo muere, da mucho fruto. Jesús, sufriendo, se convierte en "autor de salvación eterna". Todo lo cual expresa el Misterio Pascual que celebramos en nuestra liturgia de hoy.
PRIMERA LECTURA: Jeremías 31, 31-34
HARE UNA ALIANZA NUEVA Y NO RECORDARE SUS PECADOS
Jeremías, el gran profeta de este tiempo de Cuaresma, nos habla de una "nueva Alianza" entre Dios y el hombre. Esta nueva y eterna Alianza será inaugurada por el sacrificio de Cristo.
SALMO RESPONSORIAL 50
Respondemos: "Oh Dios, crea en mí un corazón puro"
SEGUNDA LECTURA: Hebreos 5, 7-9
APRENDIO A OBEDECER Y SE HA CONVERTIDO EN AUTOR DE SALVACION ETERNA
El autor de la carta a los Hebreos nos habla de Cristo-Sacerdote y del precio que tuvo que tuvo que pagar para alcanzarnos la alianza nueva: su obediencia hasta la muerte.
EVANGELIO: Juan 12, 20-33
SI EL GRANO DE TRIGO CAE EN TIERRA Y MUERE, DA MUCHO FRUTO
El Evangelio nos presenta el anuncio del triunfo de Jesús por la muerte. Es de nuevo todo el Misterio Pascual presente en este texto: el grano de trigo que muere para dar fruto; la tentación del desaliento seguida de la glorificación. Jesús será levantado para atraer a todos los hombres: elevado físicamente en la cruz -su muerte-, elevado a la derecha.
INCOHERENCIAS DEL HOMBRE
El Concilio Vaticano nos dice que el hombre es un misterio aun para sí mismo. No se conoce del todo, siempre está contradiciéndose cuando actúa. Ve lo bueno, y lo aprueba y reconoce, pero no lo hace; ve lo malo y lo reprueba y, sin embrago, hace lo malo que desaprueba; y luego pretende disculparse ante Dios, diciendo: "soy débil, no puedo". El hombre está creado a imagen de Dios, y Dios conoce hasta los últimos rincones del corazón humano. Por eso debemos acercarnos al Creador y pedirle que nos ayude a conocernos, porque con Dios todo lo podemos.
Porque el hombre:
Ve lo bueno, lo aprueba y no lo hace.
Ve lo malo, lo reprueba y lo hace.
Es libre, pero se esclaviza a las cosas.
Es frágil mortal, pero se cree todopoderoso.
Tiene un destino eterno, pero no lo pone como su meta.
Sabe que es amado por Dios, pero no lo considera.
Es sociable por naturaleza, pero olvida a los hermanos.
Dios ama al hombre, lo quiere fortalecer y orientar hacia la vida eterna, pero no lo obliga: el hombre tiene que escoger libremente. El Salmo 1 reza así: "Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor y medita su ley día y noche."
DON BOSCO Y LA EUCARISTIA
Y bien sabemos que para Don Bosco "el atractivo y el deseo de la Eucaristía son el lugar donde es posible descubrir la radicación de la fe y de la caridad, el gusto por las cosas celestiales, y en consecuencia el grado de perfección cristiana". Jesús, sobre todo Jesús eucarístico, domina la vida espiritual de Don Bosco y del ambiente que le tiene por centro. Es este Jesús con el que Don Bosco mismo coloquia en la visita cotidiana, hecha por la tarde en la iglesia; el Jesús ante el cual coloca a sus jóvenes en oración, cuando sale a la ciudad a pedir limosna para ellos. Tratando con él en los años de la ancianidad, cuando ya no logra controlarse plenamente, Don Bosco no puede ocultar el propio afecto y sus Misas están bañadas en lágrimas.
Como educador, Don Bosco elevó a "principio de pedagogía" lo que era su convicción de fe y experiencia personal: "La confesión y comunión frecuentes y la Misa diaria son las columnas que deben sostener el edificio del cual se quieran tener alejados la amenaza y el palo".
Cristo nos ha redimido muriendo. Él logra la plenitud de la vida a través de su muerte. Este es un tema central de las lecturas bíblicas de este quinto domingo de Cuaresma. Así es como el cristiano llega a la plenitud de la vida: gastándola por el Reino. Si el grano de trigo muere, da mucho fruto. Jesús, sufriendo, se convierte en "autor de salvación eterna". Todo lo cual expresa el Misterio Pascual que celebramos en nuestra liturgia de hoy.
PRIMERA LECTURA: Jeremías 31, 31-34
HARE UNA ALIANZA NUEVA Y NO RECORDARE SUS PECADOS
Jeremías, el gran profeta de este tiempo de Cuaresma, nos habla de una "nueva Alianza" entre Dios y el hombre. Esta nueva y eterna Alianza será inaugurada por el sacrificio de Cristo.
SALMO RESPONSORIAL 50
Respondemos: "Oh Dios, crea en mí un corazón puro"
SEGUNDA LECTURA: Hebreos 5, 7-9
APRENDIO A OBEDECER Y SE HA CONVERTIDO EN AUTOR DE SALVACION ETERNA
El autor de la carta a los Hebreos nos habla de Cristo-Sacerdote y del precio que tuvo que tuvo que pagar para alcanzarnos la alianza nueva: su obediencia hasta la muerte.
EVANGELIO: Juan 12, 20-33
SI EL GRANO DE TRIGO CAE EN TIERRA Y MUERE, DA MUCHO FRUTO
El Evangelio nos presenta el anuncio del triunfo de Jesús por la muerte. Es de nuevo todo el Misterio Pascual presente en este texto: el grano de trigo que muere para dar fruto; la tentación del desaliento seguida de la glorificación. Jesús será levantado para atraer a todos los hombres: elevado físicamente en la cruz -su muerte-, elevado a la derecha.
INCOHERENCIAS DEL HOMBRE
El Concilio Vaticano nos dice que el hombre es un misterio aun para sí mismo. No se conoce del todo, siempre está contradiciéndose cuando actúa. Ve lo bueno, y lo aprueba y reconoce, pero no lo hace; ve lo malo y lo reprueba y, sin embrago, hace lo malo que desaprueba; y luego pretende disculparse ante Dios, diciendo: "soy débil, no puedo". El hombre está creado a imagen de Dios, y Dios conoce hasta los últimos rincones del corazón humano. Por eso debemos acercarnos al Creador y pedirle que nos ayude a conocernos, porque con Dios todo lo podemos.
Porque el hombre:
Ve lo bueno, lo aprueba y no lo hace.
Ve lo malo, lo reprueba y lo hace.
Es libre, pero se esclaviza a las cosas.
Es frágil mortal, pero se cree todopoderoso.
Tiene un destino eterno, pero no lo pone como su meta.
Sabe que es amado por Dios, pero no lo considera.
Es sociable por naturaleza, pero olvida a los hermanos.
Dios ama al hombre, lo quiere fortalecer y orientar hacia la vida eterna, pero no lo obliga: el hombre tiene que escoger libremente. El Salmo 1 reza así: "Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor y medita su ley día y noche."
DON BOSCO Y LA EUCARISTIA
Y bien sabemos que para Don Bosco "el atractivo y el deseo de la Eucaristía son el lugar donde es posible descubrir la radicación de la fe y de la caridad, el gusto por las cosas celestiales, y en consecuencia el grado de perfección cristiana". Jesús, sobre todo Jesús eucarístico, domina la vida espiritual de Don Bosco y del ambiente que le tiene por centro. Es este Jesús con el que Don Bosco mismo coloquia en la visita cotidiana, hecha por la tarde en la iglesia; el Jesús ante el cual coloca a sus jóvenes en oración, cuando sale a la ciudad a pedir limosna para ellos. Tratando con él en los años de la ancianidad, cuando ya no logra controlarse plenamente, Don Bosco no puede ocultar el propio afecto y sus Misas están bañadas en lágrimas.
Como educador, Don Bosco elevó a "principio de pedagogía" lo que era su convicción de fe y experiencia personal: "La confesión y comunión frecuentes y la Misa diaria son las columnas que deben sostener el edificio del cual se quieran tener alejados la amenaza y el palo".
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