DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO
La Palabra de Dios nos anima hoy a “convertirnos", es decir "a cambiar de mentalidad". Cuantas veces nos sentido atraídos por un prestigio vistoso, por una autoridad dotada de un amplio radio de influencia, pero Jesús nos advierte: “No ha de ser así entre ustedes". Y nos enseña a aspirar a un tipo de grandeza poco ambicionado: el del amor incondicionado que se hace humilde servicio al prójimo, hasta entregar la propia vida.
PRIMERA LECTURA: Isaías 53, 10-11
MI SIERVO TRAERA A MUCHOS LA SALVACION
El texto, del profeta Isaías, que vamos a escuchar ayudó a los primeros cristianos a reflexionar: en la cruz, Jesús no fue abandonado por su Padre. En realidad, cumplía su misión.
SALMO: 32, 4-5.18-19.20 y 22
Respondemos: "El Señor es compasivo y misericordioso"
SEGUNDA LECTURA: Hebreos 4, 14-16
ACERQUEMONOS CON SEGURIDAD AL TRONO DE LA GRACIA
Al evocar el Templo de Jerusalén y la liturgia judía, el autor de la Carta a los Hebreos afirma que Jesús es el único Sumo Sacerdote. En Él Dios y nuestra vida se encuentran. Él asumió nuestra condición humana, incluso el sufrimiento y la muerte.
EVANGELIO: Marcos 10, 35-45
EL HIJO DEL HOMBRE HA VENIDO PARA DAR SU VIDA EN RESCATE POR TODOS
Jesús es el Servidor anunciado por Isaías, el justo que experimentó el sufrimiento, el sumo Sacerdote que conoció la prueba aunque no había pecado. Jesús aprovecha la lección para exigir de sus discípulos otro tipo de relaciones humanas, otro tipo de autoridad: él ha venido a servir, y dar su vida.
EL AMOR: AFECTO Y ENCANTO
Nos dice Marjorie Holmes que "no hay ropa que siente mejor que el amor, ni cosmético que hermosee más. Aseguran que al marcharse la belleza huye el amor, pero, ¿No será mas bien que al marcharse el afecto huye el encanto?" La ropa puede hacer que un joven se presente más “guapo" o una jovencita más "atractiva", pero; la ropa mejora lo que se ve: la figura. Pero y lo que no se ve pero ¿se siente? Lo que muchas veces se llama alto nivel de vida, es muchas veces vestirse con elegancia, evitar el esfuerzo muscular, regalarnos placeres sensuales e ingerir "el trago" y más calorías de las necesarias. Es la vanidad en el vestir, en el comer, en el tratar a los demás, lo que hace que poco a poco se esfume o se refuerce el afecto y el encanto en las personas. El amor verdadero, el que viene de Dios y se ofrece a Dios y a los hermanos, es el que construye los frutos de amor: afecto y encanto entrenan para superar los momentos difíciles.
DON BOSCO Y LA FORMACION EN LA HUMILDAD
Lo que se debe tener de mira en toda actividad es el mérito y no el honor y la gloria. El mérito además no está en proporción con la dignidad de la acción que se efectúa, sino con el grado del amor que se pone en ella. Don Bosco escribe con razón: "En la Congregación tanto da ser Director como sacristán. Una cosa sola tiene valor: hacer la voluntad de Dios". Un sacristán que hace la voluntad de Dios con amor, como un Director, tiene el mismo mérito, aunque el honor sea muy inferior. Hay, menor peligro de vanagloria en las acciones humildes que en las vistosas y estimadas.
La Palabra de Dios nos anima hoy a “convertirnos", es decir "a cambiar de mentalidad". Cuantas veces nos sentido atraídos por un prestigio vistoso, por una autoridad dotada de un amplio radio de influencia, pero Jesús nos advierte: “No ha de ser así entre ustedes". Y nos enseña a aspirar a un tipo de grandeza poco ambicionado: el del amor incondicionado que se hace humilde servicio al prójimo, hasta entregar la propia vida.
PRIMERA LECTURA: Isaías 53, 10-11
MI SIERVO TRAERA A MUCHOS LA SALVACION
El texto, del profeta Isaías, que vamos a escuchar ayudó a los primeros cristianos a reflexionar: en la cruz, Jesús no fue abandonado por su Padre. En realidad, cumplía su misión.
SALMO: 32, 4-5.18-19.20 y 22
Respondemos: "El Señor es compasivo y misericordioso"
SEGUNDA LECTURA: Hebreos 4, 14-16
ACERQUEMONOS CON SEGURIDAD AL TRONO DE LA GRACIA
Al evocar el Templo de Jerusalén y la liturgia judía, el autor de la Carta a los Hebreos afirma que Jesús es el único Sumo Sacerdote. En Él Dios y nuestra vida se encuentran. Él asumió nuestra condición humana, incluso el sufrimiento y la muerte.
EVANGELIO: Marcos 10, 35-45
EL HIJO DEL HOMBRE HA VENIDO PARA DAR SU VIDA EN RESCATE POR TODOS
Jesús es el Servidor anunciado por Isaías, el justo que experimentó el sufrimiento, el sumo Sacerdote que conoció la prueba aunque no había pecado. Jesús aprovecha la lección para exigir de sus discípulos otro tipo de relaciones humanas, otro tipo de autoridad: él ha venido a servir, y dar su vida.
EL AMOR: AFECTO Y ENCANTO
Nos dice Marjorie Holmes que "no hay ropa que siente mejor que el amor, ni cosmético que hermosee más. Aseguran que al marcharse la belleza huye el amor, pero, ¿No será mas bien que al marcharse el afecto huye el encanto?" La ropa puede hacer que un joven se presente más “guapo" o una jovencita más "atractiva", pero; la ropa mejora lo que se ve: la figura. Pero y lo que no se ve pero ¿se siente? Lo que muchas veces se llama alto nivel de vida, es muchas veces vestirse con elegancia, evitar el esfuerzo muscular, regalarnos placeres sensuales e ingerir "el trago" y más calorías de las necesarias. Es la vanidad en el vestir, en el comer, en el tratar a los demás, lo que hace que poco a poco se esfume o se refuerce el afecto y el encanto en las personas. El amor verdadero, el que viene de Dios y se ofrece a Dios y a los hermanos, es el que construye los frutos de amor: afecto y encanto entrenan para superar los momentos difíciles.
DON BOSCO Y LA FORMACION EN LA HUMILDAD
Lo que se debe tener de mira en toda actividad es el mérito y no el honor y la gloria. El mérito además no está en proporción con la dignidad de la acción que se efectúa, sino con el grado del amor que se pone en ella. Don Bosco escribe con razón: "En la Congregación tanto da ser Director como sacristán. Una cosa sola tiene valor: hacer la voluntad de Dios". Un sacristán que hace la voluntad de Dios con amor, como un Director, tiene el mismo mérito, aunque el honor sea muy inferior. Hay, menor peligro de vanagloria en las acciones humildes que en las vistosas y estimadas.
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