Lima, 12-09-2010 / Año 106 - Nº 5527

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
Hermanos, hoy la iglesia nos recuerda la misericordia y el gran amor que Dios tiene para cada uno de nosotros. Ya en el Antiguo Testamento, por intercesión de Moisés, Dios mostró su misericordia. En la persona de Cristo vemos el amor infinito que nos busca siempre para darnos más vida.
PRIMERA LECTURA: Exodo 32, 7-11.13-14
EL SEÑOR SE ARREPINTIO DE LA AMENAZA QUE HABIA PRONUNCIADO
La primera lectura nos presenta a Israel como un pueblo débil e inconstante. Los israelitas adorando y danzando ante un becerro de oro. Pero el punto más importante es la intercesión de Moisés, recordando a Dios las promesas que Él hizo con los antiguos patriarcas de Israel. Dios perdona al pueblo en atención a Moisés.
SALMO 50, 3-4.12-13.17 y 19
Respondemos: "Me pondré encamino, volveré a mi padre"
SEGUNDA LECTURA: 1 Timoteo 1, 12-17
CRISTO VINO PARA SALVAR A LOS PECADORES
En la segunda lectura san Pablo alaba la misericordia de Dios. El Apóstol es un testigo excepcional del misericordioso amor de Dios con el hombre pecador. La conversión de san Pablo nos sirve de ejemplo y nos anima.
EVANGELIO: Lucas 15, 1-32
HABRA ALEGRIA EN EL CIELO POR UN SOLO PECADOR QUE SE CONVIERTE

San Lucas nos ofrece tres parábolas sobre la misericordia que Dios tiene para con nosotros. Estas parábolas nos revelan el corazón de Jesús a través de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo.
NO NOS DEJES CAER
Señor, estamos expuestos a tantos peligros: peligros de malos ejemplos; peligros de seducciones; peligros en la debilidad; peligros de proposiciones deshonestas; peligros de cansancio; peligros de oscuridad de nuestra mente; peligros del amor propio; peligros del querer tener fama. Y muchas veces nos olvidamos de aumentar nuestra confianza en Ti; porque cuando nos afirmamos en tu amor, todos los peligros se desvanecen como las sombras desaparecen con tu luz. Y te pedimos: "no nos dejes caer en tentación". Y sabemos que nos oyes. Y confiamos en tu ayuda que es superabundante; y sabemos que Tú no fallas. Pero cuántas veces no usamos todas las fuerzas que Tú pones a nuestra disposición. No cooperamos. Basta un simple movimiento de nuestra voluntad, perseverando, y Tú pones lo demás. No debemos temer a las fuerzas que quieren apartarnos de Dios. Nuestro temor las hace fuertes. Nuestra confianza en Dios las desbarata. No nos dejes caer. Pondremos nuestra parte.
DON BOSO Y EL PAPA
"Si acaso mi voz pudiera llegar al Papa, le diría, escuchad benignamente las palabras de un hijo pobre, pero que os ama muchísimo. Nosotros queremos saber con seguridad el camino que lleva a la posesión de la verdadera felicidad; por eso nos unimos en torno vuestro como Padre amoroso y Maestro infalible. Vuestras palabras serán guía de nuestros pasos, norma de nuestros actos. Vuestros pensamientos y vuestros escritos serán acogidos con la mayor veneración y con el vivo esmero difundidos en nuestras familias, entre nuestros parientes, y si posible fuera, por todo el mundo. Vuestras alegrías serán también las de vuestros hijos, y Vuestras penas y Vuestras espinas serán igualmente divididas con nosotros".

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