Lima, 19-09-2010 / Año 106 - Nº 5528

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO
Las lecturas bíblicas de hoy enjuician nuestro comportamiento acerca de las riquezas que Dios nos ha confiado. Nosotros somos simples administradores; no somos dueños. Cuando nos vayamos, todo se quedará aquí.
PRIMERA LECTURA: Amós 8, 4-7
CONTRA LOS QUE "COMPRAN POR DINERO AL POBRE"
Amás, aunque era humilde pastor, es el profeta de la justicia social. Exhorta a compartir razonablemente los bienes. El advirtió a los hombres que Dios pide honradez y justicia en sus negocios.
SALMO 112, 1-2.4-6.7-8
Respondemos: "Alaben al Señor, que alza de la miseria al pobre"
SEGUNDA LECTURA: 1 Timoteo 2, 1-8
QUE SE HAGAN ORACIONES POR TODOS LOS HOMBRES DE DIOS, QUE QUIERE QUE TODOS SE SALVEN
En esta segunda lectura san Pablo aconseja a su discípulo Timoteo sobre: la liturgia para que sea una auténtica plegaria de toda la comunidad; la enseñanza teológica. San Pablo habla de la voluntad salvífica de Dios que es universal, para los hombres.
EVANGELIO: Lucas 16, 1-13
NO PUEDEN SERVIR A DIOS Y AL DINERO
El Evangelio de hoy según san Lucas trae la parábola del administrador infiel. Cristo la usó para exponer su doctrina sobre la riqueza y el dinero. Los que son ricos en bienes materiales necesitan ponerlos al servicio de los necesitados para conseguir los bienes del Reino.
EL PERDON DE LAS OFENSAS
Es grande y noble saber perdonar las ofensas. El perdón es uno de los frutos del amor. Perdona quien ama. El perdón es señal de madurez. Madurez es un grado notable de amor a Dios y al prójimo y por eso el perdón que es fruto del amor, indica la madurez, es precisamente índice de perfección. Dios es infinitamente perfecto; Dios es Amor. Perdona siempre y como nos ha creado a su imagen y semejanza y como nos dice sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto, cuando perdonamos nos acercamos a El y El nos perdona también a nosotros cuando lo ofendemos. Porque, ¡cuánto nos perdona el Señor!; ¡cuánto le fallamos! y nos perdona setenta veces siete, siempre entonces, también perdonemos. Aprendamos a olvidar las ofensas como El olvida nuestras ofensas. De lo dicho podemos concluir que el perdón puede ser considerado uno de los termómetros de la madurez humana y cristiana. El perdón es lo más grande. Por eso el Verbo de Dios se hizo hombre: Jesús. Por eso Jesús perdonó hasta el último momento: "Perdónalos porque no saben lo que hacen...". "Hoy estarás conmigo en el Paraíso... "
DON BOSO Y EL PAPA
El amor de Don Bosco al Papa es desbordante en fervientes exhortaciones para despertar ese amor también en los demás. "Amemos a los Romanos Pontífices -decía con convicción y ardor- y no hagamos distinción del tiempo y del lugar en que hablan, cuando nos dan un consejo, y más aún cuando nos manifiestan un deseo sea este para nosotros un mandato".

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