Lima, 03-10-2010 / Año 106 - Nº 5530

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO
Hermanos, este domingo la liturgia nos habla de la fe que todo lo puede y que nada espera a cambio de su respuesta a Dios. Algunos cristianos se desaniman cuando sus peticiones no son contestadas por Dios. La Palabra de Dios nos enseña hoy que la fe es un don gratuito de Dios. Sólo necesitamos ser fieles a Dios.
PRIMERA LECTURA: Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4
EL JUSTO VIVIRA POR SU FE
El profeta Habacuc dirige una queja a Dios por las injusticias que sufre el Pueblo de Dios. Dios responde a la queja. El salvará a su pueblo, pero mientras tanto necesitan la fe y ser fieles a su Dios.
SALMO 94, 1-2.6-7.8-9
Respondemos: "Escucharemos tu voz, Señor"
SEGUNDA LECTURA: 2 Timoteo 1, 6-8.13-14
NO TE AVERGÜENCES DE DAR TESTIMONIO DE NUESTRO SEÑOR
Esta segunda lectura relata los consejos de Pablo para Timoteo y para nosotros también. Hemos recibido los dones del Espíritu Santo para el bien de la comunidad. Con nuestra vida y palabra debemos dar testimonio de Cristo. Sobre todo debemos luchar por la "pureza de la fe".
EVANGELIO: Lucas 17, 5-10
¡SI TUVIERAN FE...!
El Evangelio de hoy nos trae una doble enseñanza: el aumento en la fe como piden los apóstoles al Señor, y la fe como don gratuito y sin espera de una recompensa. La dignidad del cristiano es ser hijo de Dios y estamos comprometidos en la obra creadora de Dios.
¿POR QUE VIVO?
Quiero, Señor, estar contigo. Quiero entender cada vez mejor que sólo tú atraes a todo ser que existe. Dame más de tu luz para ver mejor la verdad, la razón por la que me has creado. No quiero ser bueno por miedo a tu justicia; no quiero ser bueno interesadamente, para ganar un premio. Quiero ser bueno porque así tú lo quieres; ese es uno de tus objetivos al crearme. No puede ser de otra forma. En este caso mucho depende de mi mismo. Pero, cuántas desviaciones, oh Señor; cuántas espinas clavadas en mí, cuánta tierra del camino se ha pegado en mí, cuántos parásitos se han metido en mis carnes... ¿Cómo me limpio, Señor? Dame la fuerza para ir purificándome; dame los instrumentos para extraer esos parásitos que me pueden alejar de tí y me afean y me hacen repulsivo a tu mirada. ¿Cuál es el remedio, oh Señor?, ¿Cuál la solución, Dios mío? Y de pronto escucho en mi interior una voz que me dice: "Hijo allí tienes el remedio: es Cristo. El curará todas tus heridas. El sanará todos tus males. Confía totalmente en El".
DON BOSO Y EL PAPA
El amor al Papa se ha de traducir en la plena e incondicional fidelidad a todas sus directrices. "Mi sistema -afirma Don Bosco- es el de profesar la Doctrina Católica, y seguir toda palabra, todo deseo, todo consejo del Romano Pontífice" "Someto toda palabra, escrito o publicación a toda corrección, decisión o simple consejo de la Santa Madre Iglesia Católica, o sea, a su Jefe, el Papa" "Con el Papa entiendo permanecer a fuer de buen católico hasta la muerte"

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