Lima, 31-10-2010 / Año 106 - Nº 5534

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO
Hermanos, una vez más la Palabra de Dios nos presenta la presencia y el amor de Dios hacia nosotros. La Sabiduría en el Viejo Testamento, poco a poco, reveló esa presencia reconciliadora, Cristo, como Hijo del Padre quien buscó y salvó a los pecadores, manifestado de esta manera el gran amor misericordioso de Dios.
PRIMERA LECTURA: Sabiduría 11, 22-12, 2
TE COMPADECES, SEÑOR, DE TODOS, PORQUE AMAS A TODOS LOS SERES

El autor del Libro de la Sabiduría nos presenta a Dios actuando en la historia con inmenso poder y a la vez con gran compasión y misericordia. Como un padre, Dios corrige al pecador para que se aparte del mal y crea en el Señor y viva.
SALMO 144, 1-2.8-9.10-11.13cd-14
Respondemos: "Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey"
SEGUNDA LECTURA: 2 Tesalonicenses 1, 11- 2, 2
QUE CRISTO SEA GLORIFICADO EN USTEDES, Y USTEDES EN ÉL
La segunda lectura de hoy nos presenta a san Pablo orando por los fieles de Tesalónica. En su oración, san Pablo, pide que sean fieles a su vocación cristiana y que así se manifieste la gloria de Dios.
EVANGELIO: Lucas 19, 1-10
EL HIJO DEL HOMBRE HA VENIDO A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE ESTABA PERDIDO

En el Evangelio de Lucas se habla de la visita de Jesús a casa del jefe publicano llamado Zaqueo. Cristo toma la iniciativa y se invita. Su presencia es motivo de gozo y de conversión. Que la Palabra de Dios sea la salvación y el principio de conversión
"QUISIERA" Y "QUIERO"
Hay dos clases de deseos. El del cobarde que dice: "quisiera" pero deja para mañana el dedicarse a obrar. Ese no logrará nunca nada, porque sólo vive pensando en lo que empezará a hacer desde mañana. El otro deseo es el del valiente que dice: "quiero" conseguirlo, pase lo que pase. Hoy es el día de echar borrón y cuenta nueva. No dejaré para mañana lo que puedo hacer hoy, ni lo bueno que ayer no quise hacer.
DON BOSCO Y LAS VOCACIONES
Don Bosco reconoce claramente que la vocación divina, interior, previa a cada vocación eclesiástica hecha por el Superior, hace que toda llamada del Superior sea infructuosa. "Compete sólo a Dios, advierte, elegir a sus ministros y destinarlos a las distintas ocupaciones. Las vocaciones producidas por el artificio y mantenidas por una especie de mala fe, son luego causa de deshonor para la casa de Dios".

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