II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Hemos celebrado el tiempo fuerte de Adviento y Navidad, y ahora estamos en el Tiempo común del año. Es poco a poco que seremos capaces de descubrir toda la novedad de Navidad y Epifanía. La presencia de Cristo en medio de los hombres es bien real, pero debemos aprender a discernirla y referir a ella toda nuestra vida. Hagamos de esta celebración un momento intenso de nuestra búsqueda y descubrimiento de Cristo.
PRIMERA LECTURA: Isaías 49, 3.5-6
TE HAGO LUZ DE LAS NACIONES, PARA QUE SEAS Mi SALVACION
La luz del Antiguo Testamento no es inútil para conocer bien a Cristo. La historia de salvación es una, y los profetas nos ayudan, aún hoy día a captar la originalidad del Mesías.
SALMO: 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10
Respondemos: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 1, 1-3
GRACIA Y PAZ A USTEDES DE PARTE DE DIOS, NUESTRO PADRE, Y DEL SEÑOR JESUCRISTO
Todos juntos, y por el signo de una comunidad bien unida, debemos ser los testigos de Jesucristo en el mundo. Es una responsabilidad a la cual no podemos sustraernos.
Evangelio: Juan 1, 29-34
ESTE ES EL CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO
El Evangelio contrapone Jesús y el Bautista para poner de relieve la figura del Señor; los títulos que le tributa el Bautista, especialmente el Cordero de Dios, nos dicen que Jesús es el Mesías prometido en la primera lectura. Él es el que tiene el Espíritu y el que bautiza en el Espíritu Santo.
LA MEDITACION
La meditación es el momento propicio para ir llenándote de Dios. Durante la meditación vas ahondando en tí mismo; te vas alimentando espiritualmente; tu interior va cobrando fuerzas para ir adelante en el camino hacia Dios, que es en verdad lo primero que nos debe preocupar. En la meditación vas llenando de contenido vivificante los diversos conocimientos sobre Dios, y los vas enriqueciendo para así fortalecer tu capacidad de discernimiento de las cosas del Señor. El Señor dice: "Venid a mí los que estáis cansados, fatigados en el camino de esta vida, que Yo os aliviaré". Este es el momento de acercarnos a El, y llenarnos de energía divina. Este es el momento de percibir la necesidad que tenemos de El; de iniciar la visión de esa divina belleza, divino tesoro, que anonada el alma de quien a El se entrega. Y de esta contemplación en la meditación, nace el deseo de que otros posean también ese divino tesoro. Especialmente los más alejados, por la inmadurez, por la pobreza espiritual, por el pecado. Y surge el deseo de ayudar a quien más lo necesita. Y son los niños y los jóvenes los que corren mayor riesgo de perder el camino. Señor, gracias por haberme hecho vislumbrar la maravilla de ser tuyo; la necesidad de seguirte. Lléname de ti para poder darte a los demás. Quisiera que todo el género humano tuviera una sola alma, una sola inteligencia, para ganarla de una sola vez a tu causa; para llevarla de una sola vez a ti. Lléname de ti en los momentos de mi meditación, para que todos los que se acerquen a mí, te encuentren a ti, se acerquen a ti.
LA SANTIDAD FUENTE DE VERDADERA ALEGRIA
"Un santo triste es un triste santo" dice San Francisco de Sales. La verdadera santidad es en cambio fuente de verdadera alegría, y no las copas de alcohol que podamos ingerir. El que ama a Dios, el que sirve fielmente a Dios en la obediencia y en la fidelidad a sus propios deberes, tiene la verdadera alegría y la verdadera paz, porque posee a Dios, fuente infinita de alegría y de paz. Vida fervorosa es sinónimo de vida serena. Vida disipada y desarreglada es sinónimo de vida inquieta y triste.
Hemos celebrado el tiempo fuerte de Adviento y Navidad, y ahora estamos en el Tiempo común del año. Es poco a poco que seremos capaces de descubrir toda la novedad de Navidad y Epifanía. La presencia de Cristo en medio de los hombres es bien real, pero debemos aprender a discernirla y referir a ella toda nuestra vida. Hagamos de esta celebración un momento intenso de nuestra búsqueda y descubrimiento de Cristo.
PRIMERA LECTURA: Isaías 49, 3.5-6
TE HAGO LUZ DE LAS NACIONES, PARA QUE SEAS Mi SALVACION
La luz del Antiguo Testamento no es inútil para conocer bien a Cristo. La historia de salvación es una, y los profetas nos ayudan, aún hoy día a captar la originalidad del Mesías.
SALMO: 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10
Respondemos: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 1, 1-3
GRACIA Y PAZ A USTEDES DE PARTE DE DIOS, NUESTRO PADRE, Y DEL SEÑOR JESUCRISTO
Todos juntos, y por el signo de una comunidad bien unida, debemos ser los testigos de Jesucristo en el mundo. Es una responsabilidad a la cual no podemos sustraernos.
Evangelio: Juan 1, 29-34
ESTE ES EL CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO
El Evangelio contrapone Jesús y el Bautista para poner de relieve la figura del Señor; los títulos que le tributa el Bautista, especialmente el Cordero de Dios, nos dicen que Jesús es el Mesías prometido en la primera lectura. Él es el que tiene el Espíritu y el que bautiza en el Espíritu Santo.
LA MEDITACION
La meditación es el momento propicio para ir llenándote de Dios. Durante la meditación vas ahondando en tí mismo; te vas alimentando espiritualmente; tu interior va cobrando fuerzas para ir adelante en el camino hacia Dios, que es en verdad lo primero que nos debe preocupar. En la meditación vas llenando de contenido vivificante los diversos conocimientos sobre Dios, y los vas enriqueciendo para así fortalecer tu capacidad de discernimiento de las cosas del Señor. El Señor dice: "Venid a mí los que estáis cansados, fatigados en el camino de esta vida, que Yo os aliviaré". Este es el momento de acercarnos a El, y llenarnos de energía divina. Este es el momento de percibir la necesidad que tenemos de El; de iniciar la visión de esa divina belleza, divino tesoro, que anonada el alma de quien a El se entrega. Y de esta contemplación en la meditación, nace el deseo de que otros posean también ese divino tesoro. Especialmente los más alejados, por la inmadurez, por la pobreza espiritual, por el pecado. Y surge el deseo de ayudar a quien más lo necesita. Y son los niños y los jóvenes los que corren mayor riesgo de perder el camino. Señor, gracias por haberme hecho vislumbrar la maravilla de ser tuyo; la necesidad de seguirte. Lléname de ti para poder darte a los demás. Quisiera que todo el género humano tuviera una sola alma, una sola inteligencia, para ganarla de una sola vez a tu causa; para llevarla de una sola vez a ti. Lléname de ti en los momentos de mi meditación, para que todos los que se acerquen a mí, te encuentren a ti, se acerquen a ti.
LA SANTIDAD FUENTE DE VERDADERA ALEGRIA
"Un santo triste es un triste santo" dice San Francisco de Sales. La verdadera santidad es en cambio fuente de verdadera alegría, y no las copas de alcohol que podamos ingerir. El que ama a Dios, el que sirve fielmente a Dios en la obediencia y en la fidelidad a sus propios deberes, tiene la verdadera alegría y la verdadera paz, porque posee a Dios, fuente infinita de alegría y de paz. Vida fervorosa es sinónimo de vida serena. Vida disipada y desarreglada es sinónimo de vida inquieta y triste.
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