Lima, 27-05-2012 / Año 108 - Nº 5616

PENTECOSTÉS
Pentecostés es la fiesta de la Iglesia; pero el ritmo que llevamos en nuestra vida diaria nos hace descuidar su importancia. El Espíritu Santo, quien nos anima y fortalece, siegue siendo el gran olvidado. Frente a esta realidad, la liturgia nos invita a abrir nuestro corazón al Espíritu Santo. Él se manifiesta y nos impulsa a anunciar lo que creemos. Seamos, pues, una comunidad creíble capaz de crear todas las cosas con la fuerza del Espíritu Santo.
PRIMERA LECTURA: Hch 2, 1-11
El acontecimiento de Pentecostés es fundamental para la Iglesia, porque en ese momento es ungida por el Espíritu Santo, como Cristo, y es enviada a ser fuerza de comunión en medio de la diversidad del mundo.
"Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos los creyentes reunidos en un mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como de fuego, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban: "¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra propia lengua? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea y Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otro judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua".
SALMO 103
Respondemos: "Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra"
SEGUNDA LECTURA: 1 Cor 12, 3b-7.12-13
San Pablo nos ofrece la bella comparación de la Iglesia como un cuerpo organizado y articulado. Allí, el Espíritu actúa repartiendo sus gracias, dones y carismas.
"Hermanos: Nadie puede decir: "Jesús es Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu".
ALELUYA, ALELUYA:
"Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor"
EVANGELIO: Jn 20, 19-23
Juan proclama la venida del Espíritu en esta aparición de Jesús. Jesús ofrece su Espíritu y envía a los apóstoles como misioneros de reconciliación y perdón.
"Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a ustedes". Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo; a quienes ustedes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos". Palabra del Señor".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 3, 28: "La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues, es el retoño de una mala planta"

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