XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Jesús nació en un establo. Se ganó la vida como carpintero. Por eso, les fue difícil a sus paisanos verlo como el enviado de Dios, el Salvador. Hoy, también nos cuesta ver. Por eso nos sigue enviando "profetas", sacerdotes, religiosos(as) y laicos, anunciadores y testigos del mensaje de su amor misericordioso. Más aún, todos los seguidores de Jesús somos "profetas": anunciadores y testigos del amor de Dios con la palabra, con el ejemplo, con el sacrificio de nuestras vidas.
PRIMERA LECTURA: Ez 2, 2-5
Ezequiel es enviado a proclamar la presencia de Dios en medio de su Pueblo, aunque éste sea rebelde; sin embargo, la presencia del profeta denunciará su rebeldía, obstinación y proclamará el amor de su Dios.
"En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el día de hoy. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: 'Esto dice el Señor: 'Te hagan caso o no, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos'".
SALMO 122
Respondemos: "Misericordia, Señor, misericordia"
SEGUNDA LECTURA: 2 Co 12, 7b-10
Pablo desde su comprensión cristiana del hombre, da testimonio de su lucha y de la acogida de sus limitaciones, como también, la ocasión para glorificar a Dios y poner en él, toda su confianza.
"Hermanos: Para que no tenga soberbia, me han clavado una espina en la carne: un ángel de Satanás que me abofetea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se manifiesta en la debilidad». Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte".
"El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres"
EVANGELIO: Mc 6, 1-6
Marcos nos trasmite una constatación para todos los tiempos: Dios siempre nos sorprende y evidencia nuestras ideas y expectativas pequeñas con su presencia verdadera.
"En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanos ¿no viven con nosotros aquí?». Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 4, 3: "No hagas sufrir al que tiene el corazón afligido, ni le niegues tu ayuda al pobre"
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