Lima, 16-09-2012 / Año 108 - Nº 5632

XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
El sufrimiento nos desconcierta. Dios nos ha creado para la felicidad. Él se goza con el gozo del hombre. Su plan: Trabajar juntos, sonrientes y felices, para construir una civilización fraterna. Pero, hasta que la historia no llegue a su término, y el pecado, individual y social, siga "marcando" nuestras vidas, será imposible marchar hacia Dios sin enfrentar dificultades, sacrificios y sufrimientos. Jesús sufrió mucho; y para seguirlo, deberemos renunciar a nosotros mismos y, cargar a cuestas, nuestra propia cruz.
PRIMERA LECTURA: Is 50, 5-9a
Isaías nos presenta el sentido de la entrega del Siervo de Yavé, pues sólo en Dios vamos a encontrar seguridad y fuerza para cumplir la misión.
"El Señor me abrió el oído. Y yo no me resistí, ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que tiraban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como roca, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi defensor está cerca: ¿quién me denunciará? Comparezcamos juntos: ¿quién me va a acusar? ¡Que venga y me lo diga! Sepan que el Señor me ayuda, ¿quién podrá condenarme?".
SEGUNDA LECTURA: St 2, 14-18
Santiago nos invita a evaluar nuestra fe, concretada en la caridad y la solidaridad efectiva con los hermanos.
"¿De qué sirve a uno decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de ustedes les dice: "Dios los ampare; abríguense y llénense el estómago", y no les da lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe".
LECTIO DIVINA
Mc 8, 27-35: Marcos nos pregunta sobre el significado de la persona de Jesús en nuestras vidas. Sólo será respondida a la luz de la fe de la Iglesia.
"En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los pueblos de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos. "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista, otros, Elías; y otros, uno de los profetas". Él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?". Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías". Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitará a los 3 días". Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!". Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: "El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará".
PREGUNTAS:
¿CUÁL ES EL MENSAJE EVANGÉLICO?
¿CÓMO LO PONDRÍAS EN PRÁCTICA?







Ecl 4, 13: "Los que la retienen (la sabiduría), recibirán honor de ella; donde quieran que vivan los bendecirá el Señor"

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