Fundado: 24-04-1904 Lima, 07-10-2012 / Año 108 - Nº 5635 - 4000 ejemplares

¿CASARME YO?
Conversando sobre el matrimonio con un grupo de chicos y chicas, me decían: "tal como van las cosas, el matrimonio se va haciendo utópico, un sueño de hadas, algo irreal, algo trasnochado, algo del pasado".
Sus razones: "Vemos cómo la gente se casa y descasa con tanta frecuencia que pareciera un juego. Más aun, sólo se juntan para convivir un tiempito... y luego verán si formalizan en el futuro". Una chica decía: "yo, sí quiero tener un hijo; pero no me casaría jamás, por lo que veo: infidelidades, irresponsabilidades, descuido, abandono y desamparo de los hijos, especialmente por parte del padre. Si las madres son dignas y responsables quedan como «madres solteras» (¡cada vez más en aumento!); otras, recurriendo al aborto, lo solucionan todo. Esta situación se va agudizando en el primer mundo.
Su mentalidad: "Es mejor optar por vivir un temporada juntos, sin compromisos, cayendo lamentablemente en el sexo placer, en «el saber cuidarse» que NO EN CASARSE PARA SIEMPRE. Otros me decían: "Si nos casamos, nos ensartamos, es mejor "vivir a la moderna" dejar la tradición de los viejos. Yo pensaba para mis adentros: "Estos creen haber descubierto América" y no se dan cuenta que ya esta situación la vivieron con responsabilidad nuestros paisanos, los Incas" con su SERVINACUY. ¿Qué es?
En el incanato se conoció una especie de unión de hecho bajo el nombre de servinacuy. Una institución prematrimonial, un "matrimonio de prueba". Su origen es anterior a los Incas. Esta institución era y es tan arraigada a las costumbres indígenas, que logró sobrevivir al catolicismo impuesto por la conquista que lo satanizó. Tras tres siglos de coloniaje, se ha mantenido y robustecido hasta el día de hoy.
Jurídicamente es un compromiso entre el padre y el pretendiente de la "futura novia", este último contrae el compromiso de recibir a su hija como parte de su prole, el padre por su parte adquiere la obligación de devolver al pretendiente los obsequios o su equivalente en dinero o en trabajo en caso de que no llegara a formalizarse la relación.
Socialmente se basa en la necesidad de un previo conocimiento íntimo y completo, sin reserva alguna, aun de índole biológico, para construir después de esta convivencia y siempre que la misma tuviera éxitos, un hogar estable y feliz.
Etimológicamente, el servinacuy es un vocablo híbrido, un castellano quechuizado, que significa "mutuos servicios". Si el servinacuy no funcionaba, la joven, sometida ya a tratos sexuales por su eventual pareja, regresaba a su casa. Esto no suponía ningún perjuicio moral. Si hubieran tenido un hijo, éste permanecía bajo el cuidado de la madre... ¿Y HOY? ante parecidas situaciones cada uno "se arranca". ¿Y LOS HIJOS?, ¡bien gracias!
GRACIAS A DIOS, HOY JESÚS NOS REVELA, LA VERDAD DEL MATRIMONIO con sus riquezas, implicancias y responsabilidades. Sólo la soberbia, suplantando el derecho de Dios, que así lo ha creado, lo relativizará y querrá echar por tierra al mismo Dios.
PIÉNSALO, HERMANO.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias!