SIGNIFICADO DEL GRAN CUADRO DEL "LORENZONE"
Don Bosco mandó pintar este cuadro como meta
final. Luego de un estudio profundo sobre muchos cuadros de "María
Auxiliadora", surgidos con anterioridad, presentó en él una síntesis del
Carisma que Dios le había donado, convirtiéndola en el símbolo de la devoción,
misión y difusión para toda la familia salesiana y para todo el mundo. Fue
elaborado por el pintor turinés Tommaso
Lorenzone (1824-1902), formado en la Academia Albertina.
Se arrendó un amplísimo salón en el palacio Madama de Turín. Tardaría 3 años en
realizarse. En 1873 fue instalada en el altar mayor de esta gran Basílica.
Tiene 7 metros de alto por 4 de
ancho. Lorenzone confesaba que al
pintar el rostro de María, le parecía sentir una mano misteriosa que guiaba sus
pinceladas. En este cuadro aparece María triunfante bañada en la luz que
procede del Padre y del Espíritu Santo. En su mano izquierda está Jesús
sonriente. Don Bosco hubiera deseado que rodeasen a María, ángeles, profetas,
apóstoles, vírgenes y confesores, toda la Iglesia triunfante en el Cielo y luchadora en el
mundo. Para esto, ¡se hubiera necesitado la plaza de Turín para confeccionar el
cuadro! quedaron sólo los Príncipes de los Apóstoles, Pedro y Pablo,
representando al Papado y al apostolado misionero, los evangelistas y algunos
santos, testigos de la
Revelación de Dios. Debajo, está el Santuario de María
Auxiliadora, centro e irradiación de esta devoción y el Oratorio de Valdocco.
SANTO DOMINGO
SAVIO Y MARÍA
Cuenta San Juan Bosco que el 6 de diciembre
de 1876, que tuvo un SUEÑO-VISIÓN DEL
CIELO en el que se le apareció Domingo Savio. Entre otras cosas, le
pregunta:
- Dime,
Domingo ¿Qué fue lo que más te consoló a la hora de la muerte?
- ¿Que
crees tú que pudo ser?
- ¿Fue
tal vez el haber conservado la bella virtud de la pureza?
- No,
eso sólo, no.
- ¿Quizás
la tranquilidad de la conciencia?
- Cosa
buena es ésa, pero no la mejor.
- ¿Acaso
fue la esperanza del paraíso?
- Tampoco.
- Pues,
¿qué entonces? ¿El haber hecho muchas buenas obras?
- ¡No,
no!
- ¿Cuál
fue, pues, tu mayor consuelo en aquella última hora?, le insistí confuso y
suplicante al ver que no lograba adivinarlo.
- Lo que mas
me confortó en el trance de la muerte fue la asistencia de la potente y
bondadosa Madre de Dios. Dilo a tus hijos; que no se olviden de invocarla en
todos los momentos de la vida.
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