Lima, 24-05-2013 / Año 109 - Edición extraordinaria

SIGNIFICADO DEL GRAN CUADRO DEL "LORENZONE"
Don Bosco mandó pintar este cuadro como meta final. Luego de un estudio profundo sobre muchos cuadros de "María Auxiliadora", surgidos con anterioridad, presentó en él una síntesis del Carisma que Dios le había donado, convirtiéndola en el símbolo de la devoción, misión y difusión para toda la familia salesiana y para todo el mundo. Fue elaborado por el pintor turinés Tommaso Lorenzone (1824-1902), formado en la Academia Albertina. Se arrendó un amplísimo salón en el palacio Madama de Turín. Tardaría 3 años en realizarse. En 1873 fue instalada en el altar mayor de esta gran Basílica.
Tiene 7 metros de alto por 4 de ancho. Lorenzone confesaba que al pintar el rostro de María, le parecía sentir una mano misteriosa que guiaba sus pinceladas. En este cuadro aparece María triunfante bañada en la luz que procede del Padre y del Espíritu Santo. En su mano izquierda está Jesús sonriente. Don Bosco hubiera deseado que rodeasen a María, ángeles, profetas, apóstoles, vírgenes y confesores, toda la Iglesia triunfante en el Cielo y luchadora en el mundo. Para esto, ¡se hubiera necesitado la plaza de Turín para confeccionar el cuadro! quedaron sólo los Príncipes de los Apóstoles, Pedro y Pablo, representando al Papado y al apostolado misionero, los evangelistas y algunos santos, testigos de la Revelación de Dios. Debajo, está el Santuario de María Auxiliadora, centro e irradiación de esta devoción y el Oratorio de Valdocco.
SANTO DOMINGO SAVIO Y MARÍA
Cuenta San Juan Bosco que el 6 de diciembre de 1876, que tuvo un SUEÑO-VISIÓN DEL CIELO en el que se le apareció Domingo Savio. Entre otras cosas, le pregunta:
- Dime, Domingo ¿Qué fue lo que más te consoló a la hora de la muerte?
- ¿Que crees tú que pudo ser?
- ¿Fue tal vez el haber conservado la bella virtud de la pureza?
- No, eso sólo, no.
- ¿Quizás la tranquilidad de la conciencia?
- Cosa buena es ésa, pero no la mejor.
- ¿Acaso fue la esperanza del paraíso?
- Tampoco.
- Pues, ¿qué entonces? ¿El haber hecho muchas buenas obras?
- ¡No, no!
- ¿Cuál fue, pues, tu mayor consuelo en aquella última hora?, le insistí confuso y suplicante al ver que no lograba adivinarlo.
Lo que mas me confortó en el trance de la muerte fue la asistencia de la potente y bondadosa Madre de Dios. Dilo a tus hijos; que no se olviden de invocarla en todos los momentos de la vida.


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