Lima, 09-06-2013 / Año 109 - Nº 5670

La viuda "llevaba a enterar a su hijo único"; perdía todo lo que tenía. Ella represento a los que sufren Ia injusticia más honda: los que han perdido el sentido de sus vidas Hoy, sigue apareciendo Jesús ordenando: "Yo te mando, levántate": de tu desilusión, de tu desesperanza y de tus pecados.
PRIMERA LECTURA: 1R 17, 17-24
El profeta Elías es un anuncio de la presencia de Dios en medio de su pueblo, trayendo un mensaje de paz, salud y vida.
"En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la dueña de casa. La enfermedad era tan grave que se quedó sin respiración. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tienes contra mí, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa a recordarme mis faltas y a causar la muerte de mi hijo?». Elías respondió: «Dame a tu hijo». Y, tomándolo del regazo de la viuda, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama. Luego invocó al Señor: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?». Después se tendió tres veces sobre el niño, invocando al Señor: «Señor, Dios mío, que vuelva la vida de este niño a su cuerpo»".
SEGUNDA LECTURA: Ga 1, 11-19
La experiencia de Pablo con Jesús marcó su vida y la de la iglesia: nos descubre que Dios va más allá de nuestros límites existenciales, mentales y de corazón.
"Les hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. Han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo: con qué violencia perseguía a la Iglesia de Dios y cómo superaba en el judaísmo a muchos compatriotas de mi generación, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los paganos, en seguida, sin pedir consejo a hombre alguno, ni subir a Jerusalén a ver a los Apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro Apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor".
PILDORITA SALUDABLE

Ecl 6, 6: "Que sean muchos tus amigos, pero amigo íntimo solo uno entre mil"

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