Lo que le interesa a Jesús no es lo que dice la gente, sino lo que nosotros pensamos, sentimos, decimos y actuamos delante de Él. Ante la pregunta: ¿Quién dicen ustedes que soy yo? Pedro aprendió su respuesta no en el aula, sino en el contacto con Jesús. La fe en Cristo implica revestirse de Él y adoptar su estilo de vida, seguirlo, renunciar así mismo, cargar la cruz día a día. La renuncia cristiana está llena de alegría: la que surge en el alma de quien ha encontrado el verdadero camino de la vida: Jesucristo.
PRIMERA LECTURA: Za 12, 10-11; 13, 1
Zacarías nos anuncia a Cristo crucificado por nuestra salvación y nos invita a mirarlo y solidarizarnos con él y con todo hombre que sufre en nuestro mundo.
"Así dice el Señor: «Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Y mirarán hacia mí, a quien traspasaron, harán duelo por él, como se llora a un hijo único, y llorarán amargamente, como se llora a un primogénito. Aquel día, será grande el duelo en Jerusalén, como el duelo de Hadad-Rimón en el valle de Meguido». Aquel día, brotará una fuente abierta para los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén, para lavar sus pecados e impurezas".
SEGUNDA LECTURA: Ga 3, 26-29
Pablo profundiza el bautismo que nos identifica con Cristo en su muerte y resurrección, haciéndonos superar toda marginación o discriminación en nuestro mundo
"Hermanos: Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Porque habiendo sido bautizados en Cristo, han quedado revestidos de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y griegos, esclavos y libres, hombre y mujeres, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y, si ustedes son de Cristo, son descendencia de Abraham y herederos según la promesa".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 6, 8: "Porque algunos son amigos cuando les conviene, pero no cuentas con ellos cuando los necesitas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario