El
dinero, expresión económica del trabajo humano, es necesario para vivir con
dignidad. El dinero no es ni bueno ni malo. Nosotros somos buenos o malos
administradores. Todos corremos el peligro de dejar de ser fieles a Dios en el
uso del dinero, la riqueza, los bienes materiales, en emplearlos sólo en
nuestro proyecto y no en socorrer a cuantos padecen necesidad y tienen menos
que nosotros.
PRIMERA LECTURA: Am 8, 4-7
Amós lee la historia de Israel como un momento de juicio frente a
la conducta de injusticia y falta de fraternidad que clama a Dios y es
escuchado por él.
"Escuchen esto los que oprimen al pobre,
y tratan de eliminar a la gente humilde, diciendo: «¿Cuándo pasará la fiesta de
la luna nueva para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?».
Disminuyen ustedes la medida, aumentan el precio, usan balanzas con trampa,
compran por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta
el salvado del trigo. El Señor lo ha jurado por el honor de Jacob: nunca
olvidaré lo que han hecho".
SEGUNDA
LECTURA: 1ªTm 2, 1-8
Pablo nos invita a ser hombres y mujeres de fe en medio de un mundo
difícil y contradictorio que necesita aproximarse a Dios misericordioso y
providente.
"Querido hermano: Te ruego, ante todo,
que se hagan oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los
hombres, por los reyes y por todas las autoridades, para que podamos llevar una
vida tranquila y pacífica, religiosa y digna. Eso es bueno y grato ante los
ojos de Dios, nuestro Salvador que quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad. Porque Dios es uno, y uno solo es el
mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también que se entregó
en rescate por todos: éste es el testimonio dado a su debido tiempo, del cual
he sido yo constituido mensajero y apóstol, digo la verdad, no miento. Por
tanto, quiero que sean los hombres los que oren en cualquier lugar, alzando las
manos limpias, sin ira ni divisiones".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 6, 21: "Para el necio, la sabiduría es como una piedra pesada, y no tarda en arrojarla lejos de él"
Un comerciante le pregunta:
- Amigo, ¿Cuáles dan mejor lana? - Las blancas.
- ¿Y las negras? - También.
- Y ¿cuáles dan mejor carne? - Las blancas.
- ¿Y las negras? - También,
- ¿Por qué, ah? - Porque las blancas SON MÍAS.
- ¿Y las negras? - ¡TAMBIÉN!
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