Confesamos
con fe a Cristo Crucificado, don de amor universal e incluyente. Es para todos
y no rechaza a nadie. No dejemos de ser luz, sal y levadura en el mundo irradiando
y compartiendo el amor por Cristo.
PRIMERA
LECTURA: Is 58, 7-10
Ser luz del mundo es compartir con los hermanos, no oprimir, no
perseguir. Siendo así, Dios estará con nosotros.
"Así dice el Señor: «Parte tu pan con el
hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no
dejes de socorrer a tus semejantes. Entonces surgirá tu luz como la aurora, y
tus heridas sanarán rápidamente; te abrirá camino la justicia, detrás irá la
gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá, gritarás y te
dirá: 'Aquí estoy'. Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y
la calumnia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente,
brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía»
SEGUNDA
LECTURA: 1Co 2, 1-5
Se nos da entender que la experiencia en la fe no sólo debe estar
asentada en buenas razones, sino que debe ser acompañada por las obras buenas.
"Yo hermanos, cuando vine a ustedes para
anunciarles el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría,
pues nunca entre ustedes me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y a
éste crucificado. Me presenté a ustedes débil y temblando de miedo; mi palabra
y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la
manifestación y el poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no se apoye en
la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios".
Eclo 7, 4:
"No pidas a Dios un puesto de mando, ni al rey un lugar de honor"
El niño pregunta a su papá:
- Papá, ¿cuánto cuesta casarse?
El papá le responde:
- No lo sé, HASTA AHORA LO
ESTOY PAGANDO
Ja, ja, ja...
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